lunes, 15 de abril de 2013

Mateo Banks: múltiple asesino que conmocionó la zona a principios del siglo XX



Vemos en la imagen a un personaje que en los años alrededor de 1922 concitó la atención del país y aún de los países extranjeros. Era un múltiple asesino en tiempos en que sólo se conocían los casos más extraños o siniestros.

Mateo Banks dice en esta nota: “Soy inocente. Dios es mi testigo y ante la magnitud de la injusticia que soy objeto, y separado de mis hijitos tan cruelmente no tengo ya interés en la vida y como muda protesta de mi inocencia que (¿) dejar esta vida y descansar en mi tumba”. Firma en La Plata el 20 de junio de 1924. Esta fotografía le fue tomada en la cárcel de La Plata anters de que vencieran las apelaciones y, condenado a cadena perpetua, fuera enviado a Tierra del Fuego.

¿Por qué este personaje puede ser interesante en la historia de nuestra región?

Mateo Banks era un típico hijo de inmigrantes enriquecidos y formaba parte de la gente conocida y de buena posición económica de la zona de Azul. Su estancia estaba en Parish y se había emparentado con “las mejores familias” de Azul y Olavarría. Era un estanciero que vivía en Parish, partido de Azul, que mató a su familia para heredarla. Se dijo que hubo un cómplice pero nunca apareció. Los muertos fueron ocho.

Antes había intentado envenenar a su dos hermanos y una hermana, dos cuñadas, dos sobrinos y dos peones con un raticida a base de estricnina puesto en las comidas de dos casas. El olor alertó a los comensales, se tiró la comida sin acertar con la verdadera razón, y Mateo decidió matarlos a tiros. Primero fue a la casa de su hermano Dionisio; esperó a que el peón se fuera a llevar en el sulky a un colchonero que trabajaba en las casas y empezó a dispararles uno a uno. Su cuñada y su sobrinita de ocho años murieron, esta última dentro de un pozo a donde había caído al tratar de huir. Dionisio quedó moribundo y Mateo no se atrevió a rematarlo. Cuando llegó el médico, el reputado miembro de la colectividad francesa Dr. Marquestau, llamado por el mismo Mateo, ya había muerto.

Antes, cuando el peón volvía, lo mató. Su plan era adjudicarle la matanza. Después se fue a lo de Miguel, una vivienda cercana y, como la suya, situada dentro del mismo campo, y mató a otros familiares: su hermano Miguel, su hermana María Ana, su cuñada Julia, una sobrina y un peón. Dos niñas, una hija de Miguel y una de un peón, se habían encerrado en una leñera.

En este caso terrible se encuentran todos los elementos del mundo inmigrante en ascenso. Los Banks eran británicos. Uno de ellos estaba casado con una mujer de Olavarría, miembro de una familia de vascos españoles ricos en campo y negocios de ramos generales en Olavarría y varias estaciones del ferrocarril. Cada casamiento de esa familia había sido un acontecimiento comentado en los diarios de Azul, Tapalqué, Olavarría. Nunca se supo bien qué empujó a Mateo Banks a un acto tan loco. Lo cierto es que fue condenado a reclusión perpetua con la accesoria que lo envió a Tierra del Fuego. Estuvo allí hasta 1952, cuando lo beneficiaron su buena conducta y un perdón general. Se sabe que salió, viajó a Buenos Aires capital, se alojó en un hotel y ese mismo día resbaló en el baño –pisó el jabón- y se mató de un golpe en la cabeza.

Archivo Histórico Municipal

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