sábado, 7 de julio de 2012

Manuel Quintana: el argentino que mandó bombardear Rosario – parte 2


Se propone el bombardeo

El gobernador Servando Bayo continuó respondiendo a las autoritarias decisiones del Banco de Londres -que buscaba destruir la competencia- con un decreto del 19 de mayo de 1876, en el que consideró que "la sociedad anónima denominada Banco de Londres y Río de La Plata se ha convertido en una institución ruinosa a los intereses públicos, hostil y peligrosa en las actuales circunstancias al crédito interior y exterior de la provincia".

Asimismo, Bayo dispuso el cierre de la sucursal del Banco de Londres en Rosario y la detención del gerente. A su vez, ordenó "un embargo, con exigencia de depositar 50.600 pesos oro en el Banco Provincial, en garantía del papel moneda cuya conversión la provincia había dispuesto, sin que el banco inglés hubiera cumplido" (según afirma González Arzac en El Papelón de Manuel Quintana).

Las propuestas de solución del Banco de Londres no tuvieron respuesta inmediata, por lo que debieron resolver la situación rápidamente.

El encargado de negocios británicos en Buenos Aires, Federico St. John, solicitó al capitán del barco de guerra británico "Beacon", que se avanzara por el río Parana y se ubicara en los alrededores del puerto de Rosario.

Manuel Quintana, que era asesor legal del Banco de Londres -además de senador nacional por Buenos Aires- viajó a Inglaterra el 10 de junio de 1876. En su visita, propuso a los dirigentes más importantes el bombardeo a la ciudad de Rosario.

Previo a esto, había dimitido a su banca por supuestas cuestiones de salud. "Compelido por el mal estado de mi salud a ausentarme temporalmente fuera del país".

Hoy día puede afirmarse que cien años antes, ya se encontraban personajes nefastos que poco hacían por el bienestar del país, y mucho por la propia seguridad económica y el interés personal.

La intervención de Irigoyen y el fin del conflicto

El ministro de Relaciones Exteriores era Bernardo de Irigoyen, un prestigioso abogado de Buenos Aires. Por su carácter y su personalidad fue canciller en los gobiernos de Avellaneda y Roca y desempeñó las carteras de Hacienda y del Interior, entre otras importantes labores.

Bernardo de Irigoyen desarrolló una firme posición jurídica en junio y agosto de 1876, defendiendo a la Argentina y rechazando para el Banco de Londres derecho de protección diplomática: "El Banco de Londres es una sociedad anónima que sólo existe con fines determinados. Las personas jurídicas deben su existencia a la ley del país que las autoriza y, por consiguiente, no hay en ellas nacionales ni extranjeros; no hay individuos de existencia natural con derecho a protección diplomática (...)".

En Argentina todavía existían aquellos que bregaban por un estado independiente.

De a poco el país iba adquiriendo su personalidad política, su formación jurídica y su individualidad económica.

Se rechazó la atribución de nacionalidad a las personas jurídicas, evitando la libre intromisión de Inglaterra y evitando, también, poner en peligro los propios intereses nacionales al servicio del imperialismo que lo quería todo.

No obstante, la intervención de Irigoyen no aplacó a los británicos que mantuvieron la cañonera en el puerto rosarino.

Aún no está claramente determinado cuándo el conflicto cesó definitivamente. Diversos autores ingleses han ofrecido versiones diferentes. Ferns, escritor británico, en su análisis, valoró "la acción de las fuerzas políticas argentinas que buscaban un arreglo razonable".

Quintana presidente

Poco después del episodio, Quintana fue una de las grandes voces que defendió a los países de América Latina, negando y rechazando con énfasis la intervención de Estados Unidos como árbitro continental.

Casi 30 años después, en 1904, fue elegido presidente del país por una junta de notables. El famoso episodio se había olvidado.

Matías Gómez Cuscó

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