miércoles, 9 de mayo de 2012

La Ideología del Desarrollo y el Desarrollo de la Ideología – parte 9


El derrocamiento de Frondizi, el interinato vigilado de Guido y la posterior caída de Illia, potenciados por una colosal campaña de acción psicológica, generan en grandes sectores de la opinión pública una pérdida de fe en el sistema democrático como el instrumento más apto para promover los cambios estructurales que permitan superar el subdesarrollo.

Aparece entonces, a la luz del desarrollismo autoritario que desplegaban aceleradamente los militares brasileños, la idea de que las fuerzas armadas podían ser, en las condiciones históricas referidas, el agente impulsor más eficaz de los cambios estructurales y el desarrollo económico. No podemos dejar de señalar que, mientras los militares brasileños mantuvieron inalterable la estrategia del “nacional desarrollismo” y un régimen parlamentario, la versión Argentina barrió con las instituciones de la República e inició el largo proceso de desindustrialización que se consumaría en la segunda mitad de los años 70.

En el pensamiento de Frondizi las sucesivas frustraciones democráticas desde Yrigoyen hasta Illia, mostraban claramente la impotencia del sistema de partidos para asegurar, al mismo tiempo, la consolidación democrática y el desarrollo económico. En su cosmovisión los cambios en la estructura económica harían viable la democratización de la sociedad, pero ese proceso requería una secuencia y no una simultaneidad.

La falta de una burguesía nacional consolidada y conciente que condujera el proceso hacía que las fuerzas armadas se subrogaran en el papel de la burguesía para materializar los cambios. La inexistencia de un movimiento nacional que uniera a la élite industrial, con las clases medias y el proletariado mostraba la impotencia, del régimen democrático y de los gobiernos surgidos de su seno, para asegurar las estrategias de desarrollo a mediano y largo plazo.

Frondizi comienza a visualizar lo que el llama “la revolución nacional” como la alternativa frente al estancamiento y la eventual desintegración social. Sin embargo, en sus declaraciones de la época subraya que el principal objetivo de esa revolución es posibilitar el retorno a la estructura democrática, lo que sólo considera posible si se produce la transformación de las estructuras económicas, sociales y políticas de la Argentina.

Pronto habría de decepcionarse del pretendido rol transformador de los gobiernos militares. Su activa participación en el Frente Cívico de Liberación Nacional en 1972 y en la Comisión Multipartidaria en 1981, marcarían su retorno a la premisa ideológica inicial de la correlación entre democracia y desarrollo.

Por el Dr. José Miguel Amiune



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