lunes, 9 de abril de 2012

El asesinato de Urquiza - parte 1

 

El 11 de abril de 1870 el general Justo José de Urquiza fue asesinado en el Palacio San José, Entre Ríos, mientras se desempeñaba como gobernador de esa provincia. Urquiza fue aliado político de Rosas durante 15 años, pero en 1851, reasumió el manejo de las relaciones exteriores de su provincia, formó una alianza con Brasil y el gobierno de Montevideo, y venció a Rosas en Caseros.

Fue presidente de la Confederación entre 1854 y 1860, que desde septiembre de 1852 se encontraba separada de Buenos Aires. Tras la batalla de Pavón y la posterior incorporación de Buenos Aires a la nación, la estrella de Urquiza comenzó a eclipsarse. Su negativa a apoyar los levantamientos federales de los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela contra la política del puerto de Buenos Aires y al apoyo a las fuerzas del general Mitre en la Guerra del Paraguay no hicieron más que aumentar su desprestigio y generar fuertes rechazos entre sus comprovincianos.

En 1868 se presentó como candidato a presidente, pero fue derrotado por Sarmiento quien a poco de asumir apoyó su nombramiento como gobernador de Entre Ríos y lo visitó en su provincia. El abrazo con Sarmiento, el principal responsable de la muerte del Chacho, sería la gota que colmaría el vaso que había comenzado a llenarse tras la extraña retirada de Pavón y con el apoyo a Mitre y a la guerra fratricida con el Paraguay. Reproducimos a continuación un fragmento de un libro donde se narran los sucesos que tuvieron lugar tras la batalla de Pavón, que condujeron a la muerte de Urquiza.
Fuente: Gras, Mario César, Rosas y Urquiza, sus relaciones después de Caseros, Buenos Aires, [s.n.], 1948.
En Pavón, Urquiza termina, prácticamente, su vida militar e inicia el eclipse de su carrera política. (…) Su sacrificio al retirarse del campo de batalla no obstante el triunfo de su caballería, no logra pacificar los espíritus ni conciliar los viejos enconos entre unitarios y federales, porteños y provincianos, que el resultado de la acción, lejos de apaciguar, ha exacerbado. Personalmente, no ha quedado bien ni con unos ni con otros: los primeros seguirán desconfiándole y denostándole y los segundos, especialmente los entrerrianos, que se sienten defraudados y heridos en su amor propio, perderán su fe en el viejo conductor y le acusarán de haberles traicionado, para facilitar los planes políticos de Mitre. (…) Lo cierto es que el episodio de Pavón cambia fundamentalmente el panorama político del país. La Confederación se desploma… (…) Sus cartas a Mitre, de enero de 1862, se juzgan humillantes y le enajenan las simpatías de la juventud pensante de Entre Ríos, que es numerosa y milita en las filas del partido federal que, desengañado de Urquiza, ha encontrado un nuevo líder en el general López Jordán, el bizarro jefe de la caballería entrerriana que batió a la de Mitre en los campos de Pavón. Urquiza ha dejado de ser para sus comprovincianos el caudillo indiscutido y amado. Se le obedece y se le acata, pero ya no se le quiere. Sus más adictos lugartenientes y ano se muestran tan sumisos y algunos hasta se permiten pequeñas rebeldías… (…) Numerosas publicaciones de la época y tradiciones lugareñas, demuestran cuanto había declinado el ascendiente de Urquiza entre los entrerrianos, a raíz de su conducta en Pavón.

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