domingo, 11 de marzo de 2012

Dardo Rocha, El padre de La Plata - parte 2

Los problemas económico - financieros no estuvieron ajenos a su labor, apareciendo por primera vez en el país la legislación de tierras. Otros aspectos que desarrolló fue la protección para la radicación de industrias nacionales, favoreciéndolas con la disminución de derechos aduaneros.

Proyecto la primera ley de patentes de invención, defendió el plan por el cual Buenos Aires tiene obras de salubridad, combatió los empréstitos extranjeros por considerarlos negativos para los intereses nacionales.

Equipó al Ejercito Nacional de buen material de artillería para asegurar una paz con Chile por desinteligencias limítrofes. Siguiendo con el tema de nuestras relaciones internacionales, creció su gravitación política por un triunfo parlamentario, el que a través de un concienzudo discurso rechazando un convenio donde se cedían derechos inalienables de la Nación, mereció el apoyo de la opinión pública y el aplauso de la prensa.

En la plenitud de su sobresaliente actuación política, obtuvo por su elección de Diputado por Buenos Aires, la posibilidad de estar en el Congreso de la Nación, triunfando por abrumadora mayoría sobre Mitre y Bernardo de Irigoyen. Casi simultáneamente fue elegido miembro de la Convención Constituyente que reformó la Carta Magna de la Provincia en 1870 y de la Constitución Nacional en 1898, circunstancia que lo llevó a estar junto a Vélez Sarfield y Vicente Fidel López (indiscutidos maestros del derecho argentino), resultando un notable colaborador en todas las reformas orgánicas debatidas.

Este desempeño, lo erigió en prohombre de la República. Suscitar y concentrar todas las simpatías y voluntades, aunque no por eso dejó de tener resistencias de algunos dirigentes que pronto mostraron sus incompatibilidades en los sucesos revolucionarios del año 1874.

Con su consejo preponderante ante los hombres y su acción individual aislada, Rocha logró sofocar el estallido y el gran éxito de su atinado patriotismo lo elevó aún más ante la estima y juicio de los ciudadanos.

Rocha pacificador, apoyó la gestión constructiva del Presidente Avellaneda precisamente cuando más rivalidad había entre provincianos y porteños.

El momento hizo ver al Dr. Rocha la urgencia de afirmar nuestro nacionalismo conteniendo la hegemonía bonaerense y fue por el levantamiento armado del Gobernador Tejedor, asumiendo la representación de la altiva Buenos Aires, frente a la soberanía nacional, que pudo solucionar el grave problema institucional y político que amenazaba quebrar el federalismo argentino, cuyo afianzamiento había costado tantas luchas entre las provincias (antes y después del Gobierno de Rosas).

La solución para contener ese enojoso y perturbador antagonismo, la encontró el Dr. Rocha rigiendo los destinos de la primera provincia argentina con su proyecto de Fundación de La Plata; que resolvió el viejo problema de la Capitalización de Buenos Aires, alrededor del cual giraron todos los conflictos y luchas civiles que se dieron por la coexistencia imposible de las autoridades nacionales y provinciales en la misma capital.

Fue ceder patrióticamente a la Nación, la gran ciudad cumpliendo con una de las finalidades determinantes de la Constitución del 53, la de integrar junto con la delimitación territorial, la organización política definitiva del país.

Una leve inclinación de cabeza, su particular sonrisa, y en la diestra la clásica galera, qué porteño atropellado, estresado o el pacífico concurrente a un café en la vereda repara en que uno de esos caballeros que transitan por la calle Lavalle, es el ilustre arquitecto de sus sueños que cristalizaron en la construcción de una cuidad distinta a todas por sus edificios, sus sabios, sus artistas, sus mujeres, sus poetas...

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