lunes, 27 de febrero de 2012

27 de febrero de 1812 - parte 1



Antes de formar la bandera argentina, los patriotas adoptaron los colores populares de la escarapela, el 18 de febrero de 1812 a petición del general don Manuel Belgrano, quien encontrándose en el Rosario de Santa Fe, aconsejó en nota al gobierno que «parecía llegado el caso de declarar la escarapela nacional que debíamos usar para que nadie equivocara nuestras fuerzas con las de nuestros enemigos.
En virtud de ese consejo que tendía a fijar la uniformidad en las insignias de nuestros soldados, el Gobierno decretó que «la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata sería desde entonces de color blanco y azul celeste.»

En el mismo sitio y encontrándose al frente de las mismas fuerzas, Belgrano inauguró el 27 de febrero, dos baterías destinadas a impedir el paso del río a la escuadrilla española. Para dar mayor brillo al acto, formó una bandera con los mismos colores de la escarapela, y esta fue la primera que izaron los ejércitos libertadores en el continente.

El Gobierno, cuando tuvo conocimiento del hecho, ordenó a Belgrano «que hiciera pasar como un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente», subrogándola con la española que se le enviaba y que era la que hasta entonces flameaba en la Fortaleza.
Se le prevenía además que, el Gobierno no toleraría en adelante, la realización de actos tales sin su previo consentimiento.

Belgrano no recibió esa censura en el Rosario, pues por orden del Gobierno se había trasladado a Salta, para organizar el ejército que venía en retirada desde las provincias del Alto Perú, después de la derrota en Huaqui.

En Yatasto tomó el mando del ejército, y contramarchó para avanzar nuevamente hacia el norte. Hallándose en Jujuy, el 25 de mayo de 1812, enarboló la bandera formada en el Rosario, para festejar el segundo aniversario de la revolución, y dio cuenta del acto solemne.


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