miércoles, 30 de noviembre de 2011

El camino de la espectacularización y mercantilización del deporte - parte 1


La dictadura militar que se inicia en 1976 dispuso, como es sabido, un ojo censor sobre el contenido de la programación televisiva. Sin embargo, las transmisiones dedicadas al deporte sobrevivieron en la pantalla. Como hecho significativo, el día del golpe militar el seleccionado argentino jugaba un partido amistoso contra Polonia, en el marco de una gira de preparación previa al Mundial de 1978. A pesar de que en los primeros días del golpe se produjo la suspensión de todas las transmisiones regulares, destinándose el espacio de la programación a intercalar proclamas y marchas militares, la dictadura autorizó la transmisión del partido, indicando que la relación entre fútbol, televisión y política iniciaba un nuevo sendero.

El Mundial de 1978 constituye en su momento en Argentina el mayor despliegue tecnológico y de recursos humanos destinado a un acontecimiento deportivo. Canal 7 destina para la cobertura un equipo periodístico conformado por Enrique Macaya Márquez, Mario Trucco, Marcelo Araujo, Horacio Aiello, Tito Biondi, Julio Ricardo y Héctor Drazer. Paralelamente a los preparativos formales, el país recibe el mayor equipamiento tecnológico de su historia en lo que a televisión se refiere.

El 19 de mayo de 1978, en el predio de Figueroa Alcorta y Tagle, el entonces dictador Jorge Rafael Videla inaugura el Centro de Programas de Televisión en Colores Argentina 78 Televisora S.A. El Centro estaba equipado con la tecnología que permitiría producir una transmisión en colores. Sin embargo, los usuarios locales todavía no contaban con los receptores adecuados, por lo cual las imágenes del Mundial de ese año serían reproducidas en blanco y negro en Argentina y en colores en el resto del mundo. Contra ciertos clásicos narcisismos que hablan de la capacidad creativa innata de los directores de cámara criollos, fue necesaria una “alfabetización televisiva”:

(…) Durante los preparativos para el Mundial ‘78 en Argentina, representantes de la EBU (European Broadcasting Union) descubrieron que las coberturas futbolísticas argentinas posicionaban las cámaras de una manera diferente de la aceptada en Europa. Bill Ward, jefe del grupo enviado por la EBU, comentó: ‘No queríamos enojar a los anfitriones, pero el standard de la cobertura televisiva no se ajustaba a las expectativas europeas. Entonces tomamos las bases de la televisación británica y europea y dictamos seminarios para los camarógrafos, directores y productores argentinos y señalamos también algunos defectos en nuestro trabajo. Con estas bases, ellos adoptaron nuestro sistema’. Tan impresionados quedaron los argentinos con las convenciones europeas de televisación de fútbol, que hasta modificaron tres estadios completamente nuevos para situar las cámaras en las posiciones ‘correctas’ (Wahnnel, 1995, 166).

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