sábado, 12 de noviembre de 2011

Cuando Sarmiento puso a mil pesos la cabeza de José Hernández - parte 5

Describe Ramos: “Alsina, hijo del cerrado don Valentín, aquél prototipo del rivadaviano, encarna otras fuerzas y otras ideas de su padre Adolfo Alsina orador nato, de arrastre popular, tiene su base en los barrios pobres de la ciudad, en los grande ganaderos de tradición federal de la provincia y en el peonaje bonaerense”. Aristóbulo del Valle, Leonardo N. Alem e Hipólito Yrigoyen, abrazarán las banderas del autonomismo; más tarde lo hará Hernández.

Puestas en el tapete las postulaciones presidenciales, se vio que Avellaneda concitaba el apoyo de diez provincias; Alsina el de la provincia bonaerense, y Mitre, a su turno, el de la parte céntrica de la ciudad de Buenos Aires, su “tribuna de doctrina”, ciertos sectores de oficiales porteños del ejército y las provincias de San Juan, Santiago del Estero y Corrientes, en manos de su círculo. Es entonces que Alsina vuelca su apoyo a la fórmula Avellaneda-Acosta, hecho que resultará decisivo y constituirá al mismo tiempo el empalme del Partido Autonomista Nacional, esto es la fusión de la débil burguesía terrateniente provinciana con el pobrerío del puerto, las peonadas y ganaderos bonaerenses de tradición federal. Es por entonces que aparece en Buenos Aires la primera fábrica de tejidos de lana (en el sentido capitalista de la palabra). …el interior se empobrece cada vez más.

Hernández, desde la Banda Oriental, tendrá esta visión: “(En Buenos Aires) ante la influencia oficial representada por un candidato, y ante el personalismo encarnado en otro, el candidato del pueblo, el único que reunía en sí las simpatías del país, y que respondía a sus más patrióticas y legítimas aspiraciones, ese candidato, tuvo que retirar su nombre puesto al pie de un programa que el pueblo había acogido con cariño y hasta con entusiasmo: Allí, los elementos oficiales significan Avellaneda. El personalismo es Mitre. Alsina era el pueblo. Hoy el pueblo es el espectador – ha sido derrotado ya-, vencido por los elementos oficiales de un lado, y por el personalismo del otro”.

Con el apoyo mayoritario de las provincias triunfa la fórmula Nicolás Avellaneda-Mariano Acosta, con 146 lectores, contra 79 del binomio Mitre-Torrent. El fallo comicial no fue aceptado por el mitrismo, que acusó al autonomismo de fraude en complicidad con el gobierno. Es entonces que el candidato vencido proclama la revolución y se traslada a Montevideo. Desde La Patria, Hernández comentará los hechos.

“¿Adónde se dirige? Ya lo hemos dicho, no se dirige a ninguna parte, porque no tiene un palmo de costa argentina en donde poner su pie, y huye de esta ciudad donde su presencia ha sido descubierta para ir a fluctuar errante a bordo de la cañonera Paraná o del vapor Montevideo. El revolucionario se convierte en pirata Cuando la Escuadra Argentina salga a someter esos buques (…) aquél en que se encuentre D. Bartolomé Mitre, no ha de conocerse por la flámula de su almirante, sino porque ha de ser el que se halle más alejado del lugar del combate… Damos a la América Republicana, traicionada por él, esta noticia: “El general en jefe del Gran Ejército Aliado en operaciones sobre el Paraguay anda hoy de pirata en el Río de la Plata, a bordo de la cañonera robada al gobierno argentino”.

Así las cosas, Mitre logra por fin desembarcar en el puerto del Tuyú, dirigiendo al país una de sus caracterizadas proclamas. Este documento merecerá el tratamiento hernandiano.

Sarmiento, con la ayuda de los coroneles José Inocencio Arias y Julio Argentino Roca vence rápidamente la revuelta mitrista. La plana mayor de los insurrectos es tomada prisionera. Mitre será condenado a muerte, pero Avellaneda, al asumir la presidencia de la República, conmutará la pena. Tan sólo cuatro meses estará preso el jefe de los sediciosos. Cabe sí, lo dicho por Hernández: “Mereció ser juzgado en Sierra Chica, mereció ser acusado y procesado por las fechorías que ordenó o consintió en el interior: mereció un consejo de guerra, en Curupayty, y alguna vez ha de llegar el día en que la Justicia Nacional se cumpla”.


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