miércoles, 24 de agosto de 2011

La revolución desde adentro

Conocido como Pombo, Harry Villegas Tamayo revela aquí detalles sobre la vida y la acción del Che Guevara.

La estatura histórica de Ernesto “Che” Guevara de la Serna es una cantera inagotable de bibliografía. Pareciera que siempre es posible aportar algo más al conocimiento de su vida. En especial, cuando lo hacen quienes más lo conocieron, como Harry Villegas Tamayo, “Pombo”, quien combatió junto al Che en la Sierra Maestra, el Congo y Bolivia, y sobrevivió a las tres experiencias.

Entrevistado en La Habana por la investigadora ecuatoriana María del Carmen Garcés para Conversaciones con Pombo, su testimonio resulta revelador para iluminar ciertos detalles ausentes en las numerosas biografías publicadas.

“El primer enfrentamiento del Che en el Congo fue con los monos y por las bananas”, cuenta, ilustrando las vicisitudes del escaso conocimiento del terreno. De este período bastante poco conocido, son interesantes los recuerdos de Pombo sobre los numerosos obstáculos “culturales” entre los cubanos y los irregulares de Laurent Kabila, por ejemplo, a propósito de su creencia en ritos ancestrales para volverse inmunes a las balas enemigas. “Eso determinaba que, si venía el enemigo, los cubanos teníamos que ir a ocupar las posiciones defensivas mientras se hacía el rito”, recuerda.

Sobre la campaña en Bolivia, Pombo evoca el apego del Che por el peruano de origen chino Juan Pablo Chang, poco apto física y militarmente. “El Chino no veía bien, y cuando le caían los lentes era un problema tener que buscarlos. Hasta que el Che decidió encargarse personalmente de atenderlo y cuidarlo.” Tarea inédita para un comandante.

También trae a la consideración el hecho muy poco conocido de la llamada “masacre de San Juan”, en junio de 1967, cuando el Ejército boliviano reprimió ferozmente a los trabajadores de las minas que se estaban organizando para apoyar a la guerrilla. “Sabíamos del alzamiento espontáneo de los mineros, y que incluso pensaban donarnos un día de sus salarios. Eso desmiente la idea de que el Che no tuvo apoyo, pero hay que decir que no pudo coordinarlo y aprovechar la efervescencia revolucionaria”, reflexiona Pombo. Lo cierto es que estaban muy aislados de todo ese movimiento, consumiendo sus fuerzas en el área muy poco poblada del río Ñancahuazú.

El libro incluye el testimonio de José Castillo Chávez, “Paco”, uno de los mineros que se integraron a la guerrilla junto a Moisés Guevara, un disidente del PC de Bolivia. La experiencia no fue feliz: “Me encontré en medio de la selva transportando cargas pesadas, sin saber bien en qué estábamos y soportando un clima al que no estaba acostumbrado porque éramos del Altiplano”, cuenta. De hecho, dos desertaron y colaboraron con el Ejército; no fue el caso de Paco, quien recuerda el día en que el Che les habló a todos en muy malos términos y los expulsó. “Me latía el corazón muy fuerte porque quería hablar y no me atrevía”, asegura. Lo hizo recién en este libro.



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