sábado, 6 de agosto de 2011

Historias de la quinta presidencial: en la intimidad del poder - parte 1


Su primer dueño fue Rodrigo de Ibarola, un militar que había llegado a Buenos Aires con Juan de Garay. Desde entonces, la residencia de Olivos ha sido testigo del devenir político del país. Desde el encuentro secreto de Arturo Frondizi con Ernesto Che Guevara hasta las negociaciones más recientes con el Fondo Monetario Internacional, los salones y jardines de esta maravilla arquitectónica guardan secretos que, en parte, se revelan en esta nota

A la mañana siguiente, me desperté a las cinco y media y fui a Olivos. El Presidente estaba preguntando por mí.

"Está todo arreglado, me llevan a Martín García a las ocho de la mañana. Pero yo le quiero pedir dos cosas: la primera, que se ocupe de que Guido asuma la presidencia, y la segunda, que usted siga en el gabinete –me dijo el Presidente.

"Espere Presidente –le respondí–. A la primera me comprometo; a la segunda no, porque no me parece una cosa elegante.

"Eso que dice habla muy bien de usted –dijo el mandatario–. Pero estamos en una situación muy crítica, y no veo quién lo podría reemplazar en este momento.

"A las 8 de la mañana, con el capitán de navío Lockhart [Eduardo], que era su ayudante, Frondizi (Arturo) fue al Aeroparque, donde lo aguardaban el almirante Gastón Clement y el brigadier Rojas Silveyra (Jorge), y subió al avión.
"Les voy a contar el comentario que hizo Rojas Silveyra, estrictamente como a mí me lo trasmitieron: ¡Qué gran cagada me parece que hemos hecho!, le dijo a Clement cuando el avión arrancó llevándose a Frondizi."

Aunque resumido a los efectos de este informe, así narró en una conferencia Rodolfo Martínez (h.), ministro de Defensa y luego del Interior durante la presidencia de Arturo Frondizi, los pormenores de la crisis de marzo de 1962, que culminó el 29 de ese mes con el presidente provisional del Senado, José María Guido, en la presidencia de la Nación tras el derrocamiento de uno de los más notables estadistas de la historia argentina.

La residencia de Olivos, ocupada por veintiséis presidentes desde que el gobierno nacional aceptó, en septiembre de 1918, la donación de la familia Villate Olaguer, ha sido testigo de acontecimientos históricos que marcaron el país. Remanso de figuras notables y también refugio de personajes olvidables.

Cuando el capitán Lockhart se presentó en la residencia de Olivos, a las cuatro de la mañana de aquel 29 de marzo, para informarle a Frondizi que sería embarcado en un avión de la Armada con destino a la isla Martín García, el presidente le dijo: "Cuanto antes mejor". Y recomendó esperar el cambio de guardia para no comprometer a los granaderos encargados de su custodia. Frondizi enfrentó 34 planteos militares en 47 meses de gobierno, pero su encuentro en la quinta de Olivos con el Che Guevara ocho meses antes, en julio de 1961, había sido el episodio que iniciaría el camino sin retorno hacia el golpe de Estado.

Jorge Palomar

 

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