martes, 14 de junio de 2011

Guerra de la pampa hasta 1833 – parte 3



El resultado de esta represión inhumana fue el que cabía esperar. Todas las tribus indígenas se confabularon para llevar la expoliación y el terror a las poblaciones, horrorizando a la propia Buenos Aires.

En 1770 organiza el maestre de campo Manuel de Pinazo una batida contra los tehuelches, para escarmentarlos, según el cronista Juan Antonio Hernández, por una acción llevada a cabo por éstos contra las tolderías de una tribu reducida.
La expedición, compuesta de 232 soldados y 291 indios auxiliares, después de una marcha prolongada a través de Casuhatí, Coluleuvú (río Colorado) y Quequén, encuentra en las proximidades de la reducción de Vulcán a unos indios que arreaban hacienda robada.
Tras breve combate fueron recuperados 4.000 equinos, y el enemigo dejó 102 cadáveres en el campo. El gran número de víctimas revela el ensañamiento por parte de Pinazo.

En 1777 el virrey don Pedro Cevallos eleva a la corte un oficio en que indica la conveniencia de emprender un ataque combinado desde varios ángulos, incluso desde Chile. “Yo medito, dice, que se haga una entrada general en la vasta extensión adonde se retiran y tienen su madriguera estos bárbaros, favorecidos de la gran distancia y de la ligereza y abundante provisión de caballos.
Convocaré para después de la cosecha a la gente de Córdoba, de Mendoza, de San Luis de la Punta y de la jurisdicción de esta ciudad (se refiere a Buenos Aires). Estoy haciendo un pequeño mapa donde se descubrirán los rumbos por donde deba conducirse cada uno de los cuerpos de gente, el tiempo en que, consideradas las distancias, deben salir de sus respectivos distritos y el punto de reunión adonde hayan de dirigirse.
Avisaré igualmente al presidente de Chile, por si le pareciese salir también con su gente, por ser esencialmente interesado en esta expedición, la cual hago juicio que se podrá efectuar a principios de febrero, que estarán desocupadas las gentes, y me persuado que en el espacio de tres meses puede haber tiempo suficiente para concluir la diligencia y que todos vuelvan a sus casas antes que entre el invierno”.

En 1780 parte Amigorena de Mendoza para castigar a los pehuenches, que habían llevado algunos malones contra la provincia. Luego de una larga marcha hasta más allá del río Colorado, declara no haber hallado ni rastros de indios.

Los reyes de España adoptaron a su tiempo una serie de medidas oportunas, tales como la provisión de hombres y armas para las fronteras con el indio por parte de los cabildos, los que debían con esos elementos garantizar el avance de la civilización en las inmensas planicies de la América sudoriental.
El cabildo de Buenos Aires construyó, en consecuencia, los fuertes de Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos, San Miguel del Monte, San Juan Bautista de Chascomús, San Lorenzo de Navarro y muchos otros, según se lee en un “estado” hecho por el comandante general de fronteras don Francisco Balcarce en 1792.

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