domingo, 5 de junio de 2011

El golpe contra Castillo – parte 4



Los políticos se apresuraron a negar su intervención en el golpe; el titular de la Cámara de Diputados, José Cantilo, eximió a radicales y conservadores. Gabriel Oddone, presidente del Comité Nacional de la UCR, dijo algo parecido, caracterizando el episodio como "estrictamente militar". Américo Ghioldi sentenció que Castillo "no podía seguir haciendo disparates". Otro socialista, Julio V. González, lograba conversar con Rawson para preguntarle si los golpistas reservarían algún lugar a los partidos, pero sólo obtuvo un asentimiento demasiado débil.

El sábado 5, los revolucionarios honraron a los caídos frente a la Escuela de Mecánica. El domingo 6, la hinchada boquense celebró la victoria sobre Independiente, 3 a 1. Al alba del lunes 7 los noctámbulos tuvieron motivo para alargarse en conjeturas: a las 3.25 estallaba la dimisión de Rawson —anunciada por Radio El Mundo—, quien abandonaba el Gobierno en manos de Palito. Las razones, las oficiales, estaban en este párrafo del comunicado: "'...ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo en la constitución del Gabinete". Ni Rawson ni el Vicepresidente Sabá H. Sueyro (un contraalmirante) consiguieron jurar; tampoco sus Ministros.

Desalojado del Gobierno, Rawson participó igual en los actos oficiales, junto a su amigo Palito, en lugares destacados; por eso se dio en apodarlo La Reina Madre; luego fue Embajador en Brasil, y cayó en desgracia cuando aseguró que la ruptura de la Argentina con los países del Eje (enero 26, 1944) había sido el verdadero objetivo de la revolución.

Ese fue, tal vez, el verdadero objetivo de Rawson, un aliadófilo; la proclama del 4, al menos, llenó de alborozo al Embajador de los Estados Unidos, Norman Armour. No obstante, el mensaje de Ramírez al asumir se encarga de desmentirlo: "La República Argentina afirma su tradicional política de amistad y leal cooperación con las Naciones de América, conforme a los pactos existentes. Con respecto al resto del mundo, su política es, en el presente, de neutralidad". La misma de Castillo, en resumen.
En la distancia que va de uno a otro documento se han ubicado las interpretaciones del golpe. Para unos, se trató de modificar el neutralismo de Castillo por una toma de posición en favor de los Aliados; para otros, los militares, que eran nazis, voltearon al Gobierno con el fin de impedir que el Presidente, cada vez más acosado, rompiera con el Eje; el interinato de Rawson habría sido una aventura. Una tercera corriente supone que el golpe tuvo que ver con la situación interna y sólo con ella.

A los 82 años, Miguel Culaciati defiende a Castillo. "En el aspecto internacional —señaló a Primera Plana en su casa de Martínez—, el Gobierno no pudo acceder, por imposición del Ejército, manejado por la logia nazi-fascista y nacionalista del GOU, a los justos reclamos norteamericanos para que se suprimieran las comunicaciones cifradas en todas las Embajadas, buscando eliminar las comunicaciones por clave con submarinos alemanes y japoneses que, en poco tiempo, hundieron más de 20 barcos de bandera aliada, con carga argentina."
No coincide con él González, hoy de 72 años (suegro del coronel retirado Oscar Dietrich, interventor en ENTEL). "Hay muchas leyendas sobre el GOU, que no preparaba la revolución para el 4 de junio ni para otra fecha —explicó a Primera Plana—. Lo que preparaba, sí, era la reacción para el caso eventual de que Castillo persistiera en su idea de apoyar a Robustiano Patrón Costas para Presidente. Insisto en que el movimiento no fue provocado por la forma en que Castillo conducía la política externa o por el temor de que Patrón Costas pudiera romper con el Eje. La reacción se produjo debido al conflicto que iba a crearse en la política interna." En una palabra, los jóvenes oficiales liberados de la tutela de Agustín P. Justo (murió el 11 de enero del 43) pretendían que el Ejército no siguiese amparando el fraude.

Porque el 4 de junio, el Partido Demócrata Nacional debía celebrar una convención —en el Príncipe Jorge— para ungir a Patrón Costas como candidato en las elecciones de setiembre. Desaparecido Justo, que acaso deseaba solicitar un segundo mandato; asegurada la victoria de Patrón Costas, a pesar de la Unión Democrática Argentina que ya entonces postulaba a José Tamborini, el GOU comenzó a acariciar la perspectiva de un Presidente salido de sus filas. Se necesitaba, para ello, un hombre flexible en la Casa Rosada, un Ramírez o un Farrell, nunca un Rawson; y un coronel que venciera a sus pares a fuerza de habilidad. Lo hubo.

PRIMERA PLANA


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