sábado, 7 de mayo de 2011

Gato y Mancha – parte 3


Dos años al trote

Cruzaron la cordillera por territorio boliviano, llegaron a los 5.900 metros sobre el nivel del mar en el paso de "El Cóndor" -entre Potosí y Chaliapata (Bolivia)-, surcaron el terrible desierto matacaballo (Perú) y se enfrentaron a las pestes de las húmedas selvas centroamericanas.
Debió cruzar a nado con sus caballos ríos desbordados y hasta pasar por regiones pobladas por bandoleros. Y los tres resistieron.
En más de una ocasión, Tschiffely estuvo a punto de renunciar tanto por él como por Mancha y Gato, pero siempre a tiempo recordó una frase que le había dicho Solanet al entregarle los caballos: "Si usted resiste, mis pingos no lo van a dejar". Y así fue, en las regiones más complicadas los animales no aflojaron...

"Al llegar a los desiertos del Perú sentí que me abandonaban mis fuerzas. Repuesto de un desmayo prolongado observé a mis dos bravos compañeros y tuve la sensación de que mi raid había terminado.
Apenas tenía fuerzas para levantarme y el Mancha y el Gato, con la cabeza baja, resoplaban ansiando aire, asfixiados en un ambiente de infierno.

Decidí abandonar una lucha tan despareja con la naturaleza, renunciar al raid y desaparecer, irme a cualquier parte aceptando la razón y los pronósticos de mi fracaso.

Pero en esos momentos recordé al doctor Octavio Peiró, del que había aceptado una amistad incondicional y al cual había prometido llegar a Nueva York o quedar en el camino, recordé a La Nación, que seguía en sus crónicas la trayectoria de mi raid, comprometiéndose con su apoyo moral y sobreponiéndose a todas las ironías y a las mofas con que acogió mi propósito la mayoría de los periódicos".
Más de tres años después de haber salido de Buenos Aires, Tschiffely arribó a la capital de Estados Unidos el 22 de Septiembre de 1928.

Al entrar en Nueva York por la Quinta Avenida -cuyo tráfico paró en su homenaje- la recorrió por entero hasta llegar al Palacio Municipal donde los recibió el Alcalde Mayor Walker, quien ante el Embajador Argentino, Dr. Manuel Malbrán y otros personajes le entregó la Medalla de Oro de la ciudad.

Tras unos meses repartidos entre Washington y New York, los tres amigos se embarcaron a la Argentina. El 20 de diciembre de 1928 pisaron otra vez suelo porteño, con una multitud que la vitoreaba.
Mancha y Gato volvieron a sus añoradas pampas, allí murieron en 1947 y 1944, respectivamente. Tschiffely, en tanto, siguió viajando, por la Patagonia, por España y por Inglaterra, pero siempre volvió a la Argentina.

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