sábado, 7 de mayo de 2011

Gato y Mancha – parte 1






El 23 de abril de 1925 partía del suizo Aimé Tschiffely y los caballos criollos Mancha y Gato.
El trío unió Buenos Aires y Washington en un heroico recorrido que duró más de dos años y presentó a la raza equina a nivel mundial.
Nunca antes alguien había intentado algo así. Lo trataron de loco, irresponsable, se rieron de él.
Pero no le importó. Siguió adelante con sus criollos, recorrió 21.500 kilómetros (4.300 leguas) y llegó a Washington. Y entonces lo aplaudieron. Todos...


El comienzo

Ayacucho 1880. Don Felipe Solanet y su señora Emilia G. Testevín fundan la estancia "El Cardal".
En 1911, el Dr. Emilio Solanet, selecciona y trae del sudoeste del Chubut un notable lote de padrillos y yeguas indias de las manadas criollas marca del Corazón, célebres animales pertenecientes a la tribu de los indios tehuelches Liempichún.
Aimé Félix Tschiffely, por su parte, nacido en Suiza, -pero criollo de corazón-, tras algunos años en Inglaterra, desembarcó en Argentina, donde se afincó definitivamente.

Dió clases en un colegio de Quilmes (Buenos Aires) hasta que un día decidió salir a recorrer América: "Hacía años que tenía en la cabeza la idea de este viaje, y por fin resolví hacer la tentativa", escribió años más tarde.
Estaba convencido de la fortaleza de los rústicos y nada estilizados caballos criollos, y quería demostrarlo.
En 1925 logra ponerse en contacto con el Dr. Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza. Él fue el primero que creyó posible el proyecto de Tschiffely, para lo que le regaló dos caballos: Mancha y Gato, tenían 15 y 16 años, respectivamente, y un carácter poco amigable.

Habían crecido en la Patagonia, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. "Domarlos puso a prueba las facultades de varios de los mejores domadores...

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