jueves, 14 de octubre de 2010

UNA VISION CRITICA DE LA CONQUISTA DE AMERICA - parte 3

Bernardo Veksler

Europa, 1492

La llegada europea a América motorizó una serie de elementos que hasta ese entonces se manifestaban en forma embrionaria y que provocaron un verdadero sacudón en la sociedad que comenzaba a desperezarse de la economía medieval.

A fines del siglo XV, en el continente europeo surgían y se desarrollaban las producciones artesanales que comenzaron a impulsar la vida comercial y a dinamizar la economía. Las monarquías iniciaron un proceso de unificación de condados, principados y regiones autónomas insumiendo mayores gastos a sus aparatos estatales; simultáneamente, comenzaron a eliminarse algunas barreras aduaneras que posibilitaron la instauración de mercados regionales y luego nacionales.

El primer paso de las transacciones fue el trueque, ante los desiguales requerimientos surgía la necesidad de establecer compensaciones en valores internacionalmente aceptados, por lo general, se utilizó el oro, la plata y piedras preciosas.

“El descubrimiento de América se debió a la sed de oro que anteriormente había lanzado a los portugueses hacia tierras al Africa, porque la industria europea, enormemente desarrollada en los siglos XIV y XV, y el comercio correspondiente reclamaban más medios de cambio de los que podía abastecer Alemania la gran productora de plata entre 1450 y 1550...” (2)

El viaje de Colón hizo posible el desarrollo de las grandes compañías navieras, su

consecuencia inmediata fue un impresionante desarrollo del intercambio regional y tasas de ganancia inusitadas, que alimentaron un formidable proceso de acumulación primitiva de capital, basados esencialmente en el pillaje, la apropiación de los conocimientos de los pueblos sometidos y de sus territorios.

El saqueo de América

La situación europea motorizó la búsqueda de nuevas fuentes de ingreso para las

monarquías. El propio diario de viaje de Colón tiene numerosas referencias a la obsesiva necesidad de encontrar oro. Los hallazgos de piezas ornamentales y rituales de los nativos constituyeron la primera fase del saqueo. En las islas de Cuba, Española y Puerto Rico en sólo dos o tres años se despojó a los nativos de todo el oro producido en casi un milenio (3).

Agotada rápidamente esa fase del saqueo, se pasó a la búsqueda desenfrenada de los

yacimientos, derribando todo obstáculo que se erigiera en su camino.

“En menos de una década, los españoles exploraron casi todas las islas del Caribe,

especialmente Cuba, Jamaica, Puerto Rico y La Española. En 1513, Balboa avistó el

Pacífico. Durante la década de 1520-30, se inició la conquista México y Centroamérica. Y en la próxima, la de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile” (6).

Los primeros relatos difundían las condiciones para la captura de riquezas: “... por las faldas de esta cordillera se han hallado grandes mineros de plata y oro... y en todo el reino del Perú; y si hubiera quien lo sacase, hay oro y plata que sacar para siempre jamás; porque en las sierras y en los llanos y en los ríos, y en todas parte que caven y busquen, hallarán plata y oro” (4).

Las dificultades para la extracción comenzaron a resolverse a partir de los conocimientos de los propios nativos. “La causa esencial de esta rápida recolección de metales preciosos fue el grado de adelanto minero–metalúrgico que habían alcanzado los indígenas de América Latina. El desarrollo de las fuerzas productivas autóctonas permitió a los españoles organizar en pocos años un eficiente sistema de explotación. De no haber contado con aborígenes expertos en el trabajo minero resultaría inexplicable el hecho de que los conquistadores, sin técnicos ni personal especializado, hubieran podido descubrir y explotar los yacimientos mineros, obteniendo en pocas décadas tan extraordinaria cantidad de metales preciosos. En fin, los indios americanos proporcionaron los datos para ubicar las minas, oficiaron de técnicos, especialistas y peones, y aportaron un cierto desarrollo de las fuerzas productivas que facilitó a los españoles la tarea de la colonización” (6).

Entre 1503 y 1660 salieron desde tierras americanas hacia España, según constancias

documentadas en Sevilla y Madrid, alrededor de 200 toneladas de oro y 17 mil toneladas de plata. Considerando una relación de once a uno entre esos dos metales, se llega a las dos mil toneladas de oro, esta acumulación de envíos valuados a precios actuales rondarían los 28 mil millones de dólares (5).

“Según las estadísticas más autorizadas, la producción de oro y plata indianos, entre 1503 y 1560 ha sido estimada por Soetbeer en 173 millones de ducados; por Lexis en 150 millones y por Haring en 101 millones” (6). Otras estimaciones mensuran en unas 90 mil toneladas de plata las extraídas de las entrañas americanas en el lapso comprendido entre 1500 y 1800 y su valuación se elevaría a unos 120 mil millones de dólares actuales (3).

ORO Y PLATA EXTRAIDOS DE LAS COLONIAS DE ESPAÑA (7)

(En kilogramos)

Período Plata Oro

1531-1540 86.193 14.466

1541-1550 177.573 24.957

1551-1560 303.121 42.620

1561-1570 942.858 11.530

1571-1580 1.118.591 9.429

1581-1590 2.103.027 12.101

1591-1600 2.707.626 19.451

1601-1610 2.213.631 11.764

1611-1620 2.192.255 8.855

1621-1630 2.145.339 3.889

1631-1640 1.396.759 1.240

1641-1650 1.056.430 1.549

1651-1660 443.256 469

TOTAL: 16.886.815 181.333

“Con base a los datos que proporciona Alexander von Humboldt, se ha estimado en unos cinco mil millones de dólares actuales la magnitud del excedente económico evadido de México entre 1760 y 1809, apenas medio siglo, a través de las exportaciones de plata y oro”

(11).

Para contar con una aproximación del formidable impacto que generó esta invasión de riquezas a territorio europeo, basta con tomar como referencia que la totalidad del oro existente para esa época en el “viejo mundo” se estimó en unos mil millones de dólares y la plata en unos mil quinientos millones de dólares actuales.

Las cifras del saqueo, con seguridad, deberían elevarse notablemente si se considerasen la cantidad de navíos hundidos, que son cuantiosos en las aguas del mar Caribe, en las costas chilenas y en la confluencia austral de los océanos Pacífico y Atlántico. La recuperación del cargamento de las bodegas, hace unos años atrás, de “El Preciado”, frente a costas uruguayas, fue valuado en cifras que oscilaban entre 600 y 3.000 millones de dólares. Sólo en las proximidades del río de la Plata existen otras ocho embarcaciones hundidas con sus bodegas repletas de oro y plata.

Por otro lado, habría que considerar la carga secuestrada por piratas y corsarios que fueron a parar a otras potencias europeas. “...el pillaje obtenido por (el capitán) Drake puede ser considerado con justicia como la fuente y el origen de la inversión externa británica. Con él, Isabel pagó la totalidad de su deuda externa e invirtió una parte del remanente en la Compañía de Indias Orientales, cuyos beneficios representaron, durante los siglos XVII y XVIII, la principal base de las ligazones externas de Inglaterra... Jamás hubo una oportunidad tan prolongada y tan rica para el hombre de negocios, el especulador y el aprovechador. En esos años de oro, nació el capitalismo moderno” (8).

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