sábado, 30 de enero de 2010

Real Consulado de Buenos Aires - parte 2

El fué la cabeza de columna del monopolio y hasta el año 1810 no cesó de combatir por los privilegios de los comerciantes peninsulares, con una tenacidad digna de mejor causa. Las ideas económicas de Belgrano, aunque hallaron acogida en aquello que no hería sus intereses, se estrellaron en lo demás contra este obstáculo invencible, en el cual se había figurado encontrar un auxiliar de sus planes para la felicidad y engrandecimiento de su patria.


Fuente: Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Diario La Nación, Buenos Aires, 1946, 66. Titulo: Inicio de la lucha por el libre comercio


El Consultado de Comercio de Buenos Aires era una de las principales instituciones oficiales del Virreinato del Río de la Plata, junto con el Virrey, el Cabildo y las del orden religioso.
El Consulado de Comercio de Buenos Aires fue erigido en 1794 a pedido de comerciantes locales. Se trataba de un cuerpo colegiado que funcionaba como tribunal comercial (llamado Tribunal de Justicia) y como sociedad de fomento económico (llamada Junta de Gobierno). El Consulado dependía directamente de la Corona española se regía directamente por las normas que dictaba la Casa de Contratación de Sevilla, de la cuál el Consulado era imagen.

Era, en gran medida, un gremio de comerciantes con facultades delegadas por el Rey en materia comercial. Podía dirimir pleitos y demandas presentadas por comerciantes y se financiaba mediante el cobro del impuesto de la avería. Con el pasar de los años iría aumentando el poder de control sobre aduana.

Se requería anualmente que el Secretario del Consulado propusiera, mediante la lectura de una Memoria Consular, los medios para fomentar la agricultura, animar a la industria y proteger el comercio de la región. Manuel Belgrano, Secretario del Consulado desde su fundación se fijó como meta el transformar una región pobre y virgen en una rica y próspera.

En su autobiografía, Belgrano relata:

"Cuando supe que tales cuerpos [Consulados] en sus juntas [de Gobierno] no tenían otro objeto que suplir a las sociedades [de fomento] económicas, tratando de agricultura, industria y comercio, se abrió un vasto campo a mi imaginación... Tanto me aluciné y me llené de visiones favorables a la América, cuando fui encargado por la secretaría, de que en mis memorias describiese las Provincias, a fin de que sabiendo su estado, pudiesen tomar providencias acertadas para su felicidad..."


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