viernes, 27 de noviembre de 2009

El primer debate televisivo - parte 1

A VEINTE AÑOS DEL PRIMER GRAN DEBATE TRANSMITIDO POR LA TELEVISIÓN ARGENTINA: DANTE CAPUTO Y VICENTE SAADI

CON ESTRUENDO, DANTE CAPUTO Y VICENTE SAADI INAUGURARON EN 1984, POR EL BEAGLE, UN GÉNERO QUE QUEDÓ TRUNCO: NUNCA SE LLEGÓ A UN DEBATE PRESIDENCIAL.

En el panteón de expresiones con capacidad para condensar momentos históricos, donde reposan "Cinco por uno", "laica o libre", "el Gobierno a la Corte", "Argentina Potencia", "que venga el principito", "Felices Pascuas", "Síganme, no los voy a defraudar" y, entre las modernas, "a los que depositaron dólares les devolveremos dólares", tiene un monolito colorido el consejo de no irse por "las nubes de Ubeda".

Basta decirlo para que se dibuje en la memoria de cualquier argentino presente en los 80 la imagen del caudillo catamarqueño Vicente Saadi apostrofando a borbotones y a los gritos, desde la cima de la ortodoxia justicialista, al entonces canciller Dante Caputo, un atildado de lentes y bigotes considerables. Alcanzan "las nubes de Ubeda" (en rigor, son "los cerros...") para evocar el primer debate electoral por televisión que hubo en la Argentina, el del Beagle, el de la "cháchara" -otra vez Saadi-, preludio de los únicos comicios nacionales que se hayan hecho en el país para votar por "sí" o por "no".

El debate televisivo Caputo-Saadi, del que mañana se cumplen veinte años, no sólo fue el primero. También resultó, en toda la democracia, el de mayor peso político, si se lo mide por su ostensible efecto sobre el electorado (que para eso los conquistadores de urnas se allanan a ir de a dos a la televisión en plena campaña, se sospecha, antes que por fruición republicana). Si bien Caputo y Saadi no eran candidatos a nada, porque en la consulta pública de 1984 sólo se les preguntaba a los votantes qué hacer con la mediación del Papa que le asignaba a Chile las islas Picton, Lennox y Nueva, el duelo entre ambos paralizó al país, tal como ocurre en otras democracias cuando se dirime la presidencia.

El canciller del presidente Raúl Alfonsín a todas luces dejó mejor parado el "sí". Al otro domingo, diez millones y medio de argentino (81,13%) votaron por la afirmativa, contra poco más de dos millones (17,24%) opuestos a la posición oficialista. Pese a que no era obligatorio votar, tampoco la abstención propiciada por Saadi y el aparato oficial partidario restó contundencia al resultado.
La sorpresiva consulta pública había diezmado más al justicialismo (el gobernador riojano, Carlos Menem, se alineó en la ocasión con Alfonsín), partido que aún no se había recuperado de la derrota protagonizada el año anterior por Italo Luder y Herminio Iglesias. Precisamente, cuando terminó el debate del Beagle algunos peronistas hicieron suya la más feroz de todas las críticas, la que comparaba la actuación de Saadi con la quema del cajón, en 1983.
Caputo había aparecido académico, didáctico y obediente a los tiempos marcados por el moderador, un viejo conocido: Bernardo Neustadt. Saadi, en cambio, leyó, actuó como si estuviera exponiendo en el Senado, acusó con hostilidad a su rival y se exaltó sin la suavidad de quien entra a un living o a un dormitorio en defensa de la abstención, postura desdoblada de quienes se oponían a la paz con Chile con el "no".

Por Pablo Mendelevich para Suplemento Enfoques del diario La Nación.
www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/enfoques
http://www.gacemail.com.ar/Detalle.asp?NotaID=994

No hay comentarios.:

Publicar un comentario