viernes, 9 de octubre de 2009

La muerte de Che Guevara - Versión de la CIA - parte 1


Publicado el domingo, 21 de septiembre de 1997 en El Nuevo Herald
"Yo enterré al Che"
Redactor de El Nuevo Herald

Por primera vez en 30 años el exiliado cubano que dirigió el entierro de los restos del Che rompe el silencio, aunque su versión de los hechos contradice en forma importante los datos emanados del hallazgo del cadáver en 1997.


A principios de 1965, la CIA comenzó a oír rumores sobre el plan del Che de exportar la revolución castrista. Inmediatamente, los oficiales de la CIA pusieron a Villoldo y a otros cubanoamericanos tras la pista del argentino.

Villoldo dirigió a un grupo de agentes cubanoamericanos de la CIA, que fue al Congo más tarde ese año. El Che apenas tuvo tiempo de escapar, cruzando a la cercana Tanzania con otros 120 cubanos, después que el gobierno aplastó a las fuerzas insurgentes.

Las órdenes de Villoldo en la CIA eran de localizar al Che, recuerda, ``pero mi intención era cogerlo, vivo o muerto''.

Del Congo y luego de varios meses de recuperación física y mental, el Che pasó a Bolivia, donde apenas estuvo 12 meses. Los últimos cuatro los pasó huyendo de un batallón de Rangers del ejército boliviano, entrenados por los Boinas Verdes del Ejército de Estados Unidos y asesorados por un equipo de tres exiliados cubanos que trabajaban para la CIA. Un funcionario de la CIA que dirigió la operación de Bolivia ha confirmado que Villoldo era ``el principal agente en el terreno''.

Dos de los otros tres hombres de la CIA, el radio operador Félix Rodríguez y el asesor de la policía urbana José García, ofrecieron sus propias versiones en libros sobre la cacería del Che.

Pero el jefe del equipo, Villoldo, ha mantenido su versión de los sucesos para sí mismo, hasta ahora.

Entre sus tareas estaba evaluar la información obtenida del interrogatorio al escritor Regis Debray, que había sido capturado tras visitar al Che en la selva boliviana. Villoldo dijo que Debray ``habló hasta por los codos''.

El Che, de 39 años, fue herido y capturado en una emboscada el 8 de octubre de 1967. Dos Rangers bolivianos lo ejecutaron al otro día, en una escuela de ladrillos de barro en el pueblo de La Higuera, obedeciendo órdenes del dictador militar de Bolivia, René Barrientos.

El cadáver del Che fue llevado el 9 de octubre a una granja cercana en Vallegrande, donde los Rangers que lo persiguieron habían establecido una base cerca de un aeródromo. El cuerpo fue exhibido a campesinos y periodistas las próximas 24 horas, en una camilla colocada sobre un mostrador de cemento en la lavandería del hospital de Nuestra Señora de Malta. Luego desapareció 30 años.

`En ningún momento ni yo ni la CIA tuvimos participación en la ejecución del Che'', dijo Villoldo. ``Esa fue una decisión boliviana''.

Gary Prado, el capitán que mandaba la compañía de Rangers que capturó al Che, y que posteriormente llegó a general, insistió durante años en que el cuerpo había sido cremado y las cenizas aventadas. Otros murmuraban que había sido tirado desde un helicóptero en lo profundo de la selva.

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