La época de la Segunda Guerra Mundial es una de las más interesantes y conflictivas de la historia argentina. Las décadas de 1930 y 1940 constituyen un momento crucial en lo político y en lo económico, y en la vinculación del país con el mundo, lo que ha sido reconocido por la mayoría de los autores que las han estudiado. Sin embargo, un aspecto no fue suficientemente analizado: el rol que jugaron las percepciones, las imágenes, las visiones de esos años en los mismos protagonistas, pero sobre todo en las generaciones que les sucedieron tanto en la Argentina como en el exterior. Esas percepciones tuvieron más fuerza que los hechos para explicar la realidad de la época y contribuyeron a conformar las visiones tradicionales que durante mucho tiempo aparecieron incontestadas, incluso en el ámbito académico.
La primera visión tradicional es la que atribuye los males de la Argentina a esos años. El fin del modelo agroexportador y del medio siglo de políticas liberales y el comienzo del proceso de industrialización por sustitución de importaciones y de una política económica fuertemente intervencionista, que se inicia con los gobiernos conservadores de los años '30 y continúa con el peronismo, son considerados como puntos de inflexión en la curva del desarrollo económico y social del país. Estos factores lo habrían llevado a mediano plazo a la pérdida de posiciones a nivel mundial y a la profunda crisis de las últimas décadas. Desde el punto de vista político, la quiebra del sistema institucional por el golpe de Estado de 1930 y, luego, la vigencia de ideas nacionalistas y autoritarias, que se tradujeron en nuevos golpes de Estado, confirman la visión anterior.
Una segunda visión tradicional se refiere concretamente al período de la Segunda Guerra Mundial. Según ella, la Argentina, que se mantuvo neutral durante gran parte del conflicto, adoptó una actitud crecientemente nacionalista, fue poco cooperativa con los países aliados e incluso se trabó con los JE.UU. en una lucha sin sentido, mostró fuertes simpatías por la Alemana nazi permitiendo el accionar de los medios de espionaje del Eje en el país y, hacia el fin de la contienda, aceptó la presencia de refugiados y criminales de guerra nazis. Finalmente, habría caído en manos de un régimen fascista vernáculo que desperdició los primeros 10 años de la posguerra, los de mayor crecimiento económico y social en Occidente en lo que va del siglo.
Según este punto de vista, el relativo ostracismo internacional de la Argentina, al menos hasta la década de 1960, y la fuerte antipatía generada por su conducta durante la guerra resultaron un "castigo merecido". Esta visión no diferencia sustancialmente las percepciones y actitudes de los dos principales aliados democráticos durante la guerra, Estados Unidos y Gran Bretaña, y entiende que sus políticas hacia el gobierno de Buenos Aires en ese período fueron similares, consideraciones que se extienden a los dos primeros períodos presidenciales de Perón. El hecho de que después de la caída de éste el país experimentó recurrentes golpes militares de carácter autoritario es utilizado para confirmar la hipótesis de que la Argentina vivió por muchos años un proceso antidemocrático y antiliberal debido a sus desvaríos en los años que siguieron a la crisis de 1929.
Una tercera visión tradicional es la que señala que otros países, que a difeiencia de la Argentina no practicaron políticas obstruccionistas frente a los aliados e incluso colaboraron abiertamente con ellos, como el Brasil, recibieron en la posguerra grandes beneficios por su actitud, mientras que la Argentina fue boicoteada y castigada, y perdió así una oportunidad única para acoplarse al proceso de crecimiento de las naciones más desarrolladas de Occidente.
Consideremos en qué medida estas visiones responden o no a la realidad de una época que se acomoda poco, como veremos, a los análisis simplistas............
MARIO RAPOPORT
Universidad de Buenos Aires
http://www.tau.ac.il/eial/VI_1/rapoport.htm
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