martes, 1 de septiembre de 2009

70º aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-2009)


Este 1 de septiembre se cumplen 70 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-2009). Es inevitable reflexionar al respecto de tamaña conflagración. La guerra más costosa para la humanidad convulsionó las relaciones internacionales y sentó las bases del mundo contemporáneo. La guerra como tal marcó al menos a tres generaciones europeas: las que vivieron la conflagración y la que debió afrontar sus consecuencias inmediatas, incluida la reconstrucción de Europa.

Conviene siempre recordar que la bonanza europea de hoy proviene de los esfuerzos de esas generaciones. No siempre hubo euros.

La confrontación ideológica entre un capitalismo a ultranza y el totalitarismo exacerbado delinearon el mundo de la posguerra. Sucumbieron con el poderío europeo finalmente, en sus tesis antidemocráticas, racistas y hegemónicas. Unos más temprano que otros, pero al final la Historia pasó de ellos, o al menos en apariencia y con denodados esfuerzos por evitar su regreso. La humanidad está llamada a prevenirlo.

La Segunda Guerra Mundial dejo chiquita a la primera, arrasó casi todo el planeta, tambaleó los cimientos de los viejos imperios coloniales, arruinó países enteros, vio la utilización de la bomba atómica e impulsó acuerdos y alianzas militares diversas o acuerdos diplomáticos necesarios durante y después de la misma, que respondieron a la enorme necesidad de no repetir los errores cometidos antes del conflicto y que condujeron al mismo y a su vez, provocaron el establecer mecanismos de diálogo, cooperación, distensión y compromiso por parte de las potencias hegemónicas resultantes de la conflagración verificada entre 1939 y 1945.

La Segunda Guerra Mundial arrastró a un número considerable de países que, ya fueran participantes o neutrales, debieron definir con prontitud y cautela calculada sus posturas frente a la contienda.

En esta tesitura hay episodios dignos de ser rememorados, como la tardía participación estadounidense y la atención de su neutralidad anterior a Pearl Harbour, la postura española y los compromisos ofrecidos por Franco a Hitler a cambió de beneficios a costa del imperio colonial francés en África o el alineamiento forzado de México al bando aliado, tras el hundimiento de dos barcos mexicanos, acusando de tales actos al gobierno alemán (hoy se sabe que los efectuó el estadounidense para forzar el ingreso de México a la guerra, participando entre 1942 y 1945). México libró así su última guerra internacional con la reconocida participación del escuadrón de aviación 201.

Setenta años han pasado del inicio de aquella conflagración. El mundo de hoy es más complejo, enfrenta desafíos enormes y nuevos retos se acumulan en la abultada agenda internacional. A la memoria conviene no dejarla de lado y con base en ella, mirando al futuro, vale aprender del pasado y evitar con ello excesos y circunstancias tales que terminen por comprometer el desarrollo óptimo de la humanidad, a veces tan precario y al borde del colapso, que pareciera advertirnos que no aprendimos nada de aquella cruenta guerra, tan terrible como destructiva. Sea pues la ocasión propicia para recordarla, con el fin de que las futuras generaciones no la repitan en ninguna de sus aristas.
Marcos Marín Amezcua es abogado y conferencista, catedrático universitario en México, colaborador de la revista DATAMEX de la Fundación Ortega y Gasset, miembro de la Asociación Mexicana de Estudios Histórico-Militares y de la Asociación Mexicana de Estudios del Caribe
http://www.elimparcial.es

No hay comentarios.:

Publicar un comentario