sábado, 4 de julio de 2009

Las ideas de la derecha argentina - Parte 1


RECHAZABAN LA DEMOCRACIA Y DESPRECIABAN AL PUEBLO EN GENERAL Y A LOS INMIGRANTES EN PARTICULAR

La derecha argentina surgió a la escena política del siglo XX como una expresión claramente reaccionaria frente a hechos internacionales como la democracia liberal en Europa y la Revolución Rusa; y nacionales como la sanción de la Ley Sáenz Peña, la llegada al poder del radicalismo y la organización del movimiento obrero argentino.

Uno de los autores más admirados por los derechistas argentinos fue Marcelino Menéndez y Pelayo (1852-1912) que planteaba que la gloria de España estaba en relación directa con su intolerancia política y religiosa: "Nunca se escribió más y mejor en España que durante los dos siglos de la Inquisición". Parece que según don Marcelino, la expulsión de los judíos y los moros y la quema de supuestos "herejes" en plazas públicas resultaron inspiradoras para un Cervantes, un Quevedo, un Góngora, un Lope de Vega, aunque leyéndolos, uno no encuentre ningún elemento que vincule su genialidad con las masacres del Santo Oficio.

Pero lo que cautivaba a los derechistas argentinos era aquello de que la gloria de una Nación estaba en relación directa con la poca atención que se les prestaba a los reclamos y aspiraciones de las mayorías populares, aquella invitación a ejercer sin pudor el "derecho divino a mandar" de aquella clase patricia que se había construido una historia de guerreros y sacerdotes a la manera de aquella "España evangelizadora de medio mundo, a la España flagelo de los herejes". Menéndez y Pelayo y los derechistas europeos estaban convencidos de que la Ilustración y las ideas difundidas con la Enciclopedia y el triunfo de la Revolución Francesa significaron la decadencia de la humanidad y el ingreso en "la época de la historia más perversa y descreída". (1)

Siguiendo al pensador español, nuestros nacionalistas glorificaban el espíritu guerrero y apostólico de la Edad Media y los Reyes Católicos. Añoraban aquella sociedad donde no había clases sociales móviles sino castas inamovibles, donde el que nacía rico moría más rico y el que nacía pobre sabía resignadamente que moriría más pobre porque "así lo quería Dios".

Era un pensamiento fundamentalista, que desdeñaba el progreso y pugnaba por la restauración definitiva de un orden autoritario y jerárquico de un Estado absolutista en profunda relación con el poder eclesiástico donde la disciplina social y el sometimiento a los poderosos estuviesen fuera de discusión.

El otro intelectual extranjero que influyó decididamente en la formación ideológica del nacionalismo argentino fue el francés monárquico Charles Maurras (1868-1952). Cuando a comienzos de la década de 1890 se produjo el affaire Dreyfuss, surgió en Francia una fuerte corriente antisemita. En ese contexto Maurras funda la Acción Francesa, una agrupación antisemita de extrema derecha que propugnaba una vuelta a la monarquía absoluta y a los valores políticos y sociales previos a la Revolución Francesa; profesaba el ateísmo pero le daba a la Iglesia un rol fundamental en la restauración de los valores tradicionales y en la disciplina social.

Para los "nacionalistas" el liberalismo y el marxismo son sus principales enemigos. El primero por su defensa del individuo y el segundo, por su concepción clasista de la sociedad cuestionadora de la propiedad privada y de la idea de nación.


1. Marcelino Menéndez y Pelayo, "Historia de los heterodoxos españoles", Madrid, Editorial Católica, 1952.
Felipe Pigna. Historiador
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