miércoles, 29 de julio de 2009

El Puerto de Santa María de los Buenos Ayres - Parte 5


En 1850 finaliza el conflicto con Francia al firmarse una convención de paz: el bloqueo al puerto de Buenos Aires. Con el levantamiento total del bloqueo al río de la Plata, el comercio mayorista - 34 casas inglesas y 14 españolas y criollas - ven llenar de nuevo sus depósitos.

Ya en 1855 se produce la inauguración del Muelle de Pasajeros en el entonces denominado Bajo de La Merced, entre las actuales calles Bartolomé Mitre y Juan Domingo Perón. En este muelle atracaban los lanchones de alije y transbordo desembarcando el pasaje con toda comodidad.

Era tan notorio el auge alcanzado por el Puerto de Buenos Aires que las autoridades nacionales construyeron dentro del área portuaria el edificio destinado a la Aduana, encargada a la sazón de las operaciones de manipuleo y almacenaje de mercaderías. El emplazamiento de esta llamada Aduana Nueva fue frente a la Plaza de Mayo, detrás del viejo fuerte. Desde el centro del edificio semicircular se proyectaba un espigón de madera, utilizado como muelle principal de pasajeros y carga, equipado con vías ferroviarias de trocha pequeña para el movimiento de zorras de transporte de carga entre el muelle y los almacenes, obra completada posteriormente con depósitos adicionales ubicados sobre la calle Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) y rampas en curvas que unían la Plaza de Mayo con el Paseo de Julio.

En el último tercio del siglo pasado (1872) se construyó desde la costa de la barranca hacia el río donde hoy se halla el espejo de agua del apostadero, el muelle de “Las Catalinas”, llamado así porque se hallaba al frente de la Iglesia y Convento de Santa Catalina de Siena. El muelle se internaba 500 metros en el río y una línea ferroviaria circulaba por él, para la carga y descarga directas, rumbo a los depósitos que se hallaban en la costa. Ese fue uno de los muelles que sirvió de desembarcadero a los buques de inmigrantes durante las dos décadas inmediatamente anteriores a la construcción del “Puerto Madero”.

En 1875, ante el ímpetu tomado por el país en los últimos años se piensa ya seriamente en convertir el vetusto puerto porteño en algo más apto para la recepción y el envío de pasajeros y productos. Se preparan estudios referentes a canalización y muelles. Las existencias de ganado bovino y ovino están listas para servir a la economía del país, y los envíos de carnes incentivan a los productores. Buenos Aires asombra por la elegancia de su gente, y los paseos vespertinos “tienen esplendor” para un riguroso inglés.

Hacia 1880 el Puerto de Buenos Aires contaba con tres espigones: uno de aduana para carga y descarga de mercaderías; el segundo en el Bajo de La Merced destinado al embarque y desembarque de pasajeros y el tercero, de Las Catalinas, también para pasajeros, desembarcándolos desde lanchones a carretas tiradas por caballos que operaban alrededor del viejo Hotel de Inmigrantes. En rigor de verdad, más que de muelles se trataba de escolleras que sólo brindaban comodidad a barcos pequeños o medianos, en tanto que los de gran calado debían anclar a buena distancia de la costa.

Ya Pacificado, en 1882, el país se desarrolla velozmente, ascendiendo el comercio exterior este año a más de 115.000.000 de pesos. El gobierno nacional contrata con los señores Eduardo Madero e hijos la construcción del Puerto de Buenos Aires. La obra tiene inmediatos opositores. Son los lancheros, quienes la critican, pues los deja sin el embarque de pasajeros y el trasbordo de mercaderías. La inquietud de los lancheros llega a los periódicos y es comentada risueñamente por la población.

En 1886 prosiguen los estudios tendientes a darle a Buenos Aires un puerto que la merezca, y los ingenieros convienen en que hay que establecer dos canales de acceso y modificar la dirección del canal existente para entrar en el Riachuelo. Queda librada al servicio público una vía de cabotaje, construida al oeste del puerto de la Ensenada, en las inmediaciones de La Plata.

Por esos años, la Argentina era un país agro exportador e importador de productos manufacturados. En esta década, se construyen las instalaciones portuarias de acuerdo al proyecto del ingeniero Eduardo Madero. Las obras se iniciaron en 1887 y pocos años después se inauguraron las primera sección del proyecto que contemplaba una dársena al Sur con antepuerto, otra al Norte, con diques de carena y entre ambas dársenas cuatro diques.

Grandes cantidades de dinero y más de diez años de trabajo, fueron invertidos en la realización total de esta obra. El predio comprende cuatro diques interconectados y dos dársenas (Norte y Sur). Los diques, se dividen a su vez, en cuatro galpones de 19.600 metros cuadrados cada uno. El 11 de junio de 1897 se inauguran los diques de carena construidos en la Dársena Norte del puerto de Buenos Aires, según lo dispuesto por la ley 3315. Como consecuencia de la ubicación de los nuevos diques, se dispuso el traslado del personal, las escuelas y los materiales de Tigre al puerto de Buenos Aires.


http://www.hmazzier.com.ar/h_puerto_ba.htm

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