Tal vez el saber que hay otros peores, hace creer que lo de uno no lo es tanto.
Siempre se puede encontrar un sótano dentro de una casa antigua, siempre se puede fantasear con otras realidades o transportar hechos reales a otros tiempos y así formar algo “para-lelo”.
En toda mentira puede haber una pequeña verdad exagerada, modificada o alterada, pero eso no pinta un infierno menos oscuro y menos un cielo azul lleno de estrellas.
Siempre se puede encontrar un sótano dentro de una casa antigua, siempre se puede fantasear con otras realidades o transportar hechos reales a otros tiempos y así formar algo “para-lelo”.
En toda mentira puede haber una pequeña verdad exagerada, modificada o alterada, pero eso no pinta un infierno menos oscuro y menos un cielo azul lleno de estrellas.
Es solo cuestión de saber buscar, y armar bien el cuadro, …. pero los tambores siguen sonando…
Jorge
El arte de la manipulación y de la hipocresía
La leyenda negra americana fue el resultado de una fenomenal manipulación histórica, y de otra no menos fenomenal hipocresía política: Teodoro de Bry fue un rebelde flamenco que huye a Londres y se instala en Frankfurt. Allí monta una editorial. De 1590 a 1623 publica la Colección de Grandes y Pequeños Viajes de las Indias. Se propuso hacer la historia de la barbarie de los católicos españoles en la conquista de América.
La leyenda negra americana fue el resultado de una fenomenal manipulación histórica, y de otra no menos fenomenal hipocresía política: Teodoro de Bry fue un rebelde flamenco que huye a Londres y se instala en Frankfurt. Allí monta una editorial. De 1590 a 1623 publica la Colección de Grandes y Pequeños Viajes de las Indias. Se propuso hacer la historia de la barbarie de los católicos españoles en la conquista de América.
Denuncia la ambición y codicia de oro de los conquistadores; acusa de crueldad y tiranía a sus gobernantes, para concluir responsabilizando a la Corona española del exterminio y genocidio de los indios de América. La editorial de Frankfurt pronto se convirtió en baluarte activo contra la monarquía católica española. De Bry recurre al panfleto para atacar a España en el campo del prestigio internacional, comprometiendo también a la lglesia católica con los crímenes de la conquista, y alentando además la conspiración y alianza de los calvinistas, hugonotes y anglicanos en razón de sus intereses comerciales en las Indias. La leyenda negra fue un arma nueva en manos de los protestantes europeos durante las guerras de religión. Extiende sus frentes de lucha, y el conflicto religioso se politiza por la propaganda y el arte de la manipulación histórica.
De profesión grabador, el polemista flamenco no fue testigo directo de la conquista de las Indias. Acude al grabado para transmitir su propia interpretación histórica, con láminas y leyendas alucinantes. El secreto estriba en esa conjunción leyenda-imagen. El texto original es sustituido por imágenes manipuladas. La verdad es sacrificada al interés político. Fantasía y razón de Estado se combinan hábilmente; de Bry domina la técnica de la sugestión. Se adelantó a las reglas modernas del comic. Más que la fidelidad histórica de los hechos, le interesa impresionar a sus lectores. Prendió fácilmente en las masas fanáticas y poco formadas. Por su valor artístico, didáctico y político, la iconografía del genocidio va configurando la opinión pública europea sobre la conquista y evangelización de América por los católicos españoles. Su mensaje se hace conciencia crítica de Europa. Muchos historiadores del siglo XVII y XVIII no tuvieron más fuente erudita.
El arte de la manipulación empieza por la selección de textos tendenciosos, en su casi totalidad, de autores protestantes de orientación antiespañola, con sus testimonios negativos y sesgados, de dudosa credibilidad y, a veces, históricamente falsos. La Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de fray Bartolomé de las Casas fue el texto especialmente seleccionado. Traducido al latín en 1598, el original es manipulado en 17 grabados horripilantes con sus leyendas escandalosas. La evangelización se ve comprometida con la represión y la matanza hecha en nombre de Dios. En años sucesivos son publicados estos grabados en separatas independientes, y divulgados en 15 ediciones por toda Europa, antes de la Paz de Westfalia.Como segundo testigo se incorpora la Historia del Nuevo Mundo, de Jerónimo Benzoni, milanés enemigo de España. Lo que parecía episódico y circunstancial en la versión lascasiana se hace en Benzoni constante de crueldades y barbarie, que el grabador de Frankfurt escenifica en 75 nuevas láminas cargadas de horror y de sadismo.
Se minimiza hasta el ridículo la gesta americana exaltada por los cronistas españoles. Los conquistadores son presentados como hombres crueles y fanáticos. Se inaugura entonces una verdadera galería de cuadros de conquistadores acusados de genocidio.
Todavía de Bry cita un tercer testigo de excepción: los relatos del hugonote Urbain Chauveton sobre el asalto de los franceses a la Florida en 1565. Manipula el testimonio que dejó escrito uno de los supervivientes que escaparon a la matanza. Es un panfleto anticatólico, que estigmatiza la barbarie de que dan prueba los españoles católicos contra los franceses calvinistas. Realidad y fantasía se combinaron, otra vez, al servicio de la propaganda antiespañola. De Bry se apresuró a divulgar el testimonio del anglicano Walter Raleigh, que pretendía justificar la ocupación de la Guayana por la Corona de Inglaterra: El imperio de las Indias que los españoles obtuvieron por la fuerza de las armas, sólo por la crueldad y la represión lo mantienen y lo aumentan. Pide ayuda y la intervención armada de la reina Isabel de Inglaterra, con el fin de que los nativos sean liberados de tanta injusticia por la que tan cruelmente son oprimidos por los católicos españoles con el pretexto de la evangelización. Todavía en 1633, el anglicano Jean de Láet volvía a solicitar la intervención de Carlos I de Inglaterra, como Defensor de la Fe y de la libertad de las Indias Occidentales. Se habla siempre de la crueldad de los españoles y de sus crímenes. Sin excepciones ni límites de tiempo. Nada más absurdo. De Bry lo sabía bien. Porque él leyó a Fernández de Oviedo, a López de Gómara, a Agustín de Zárate y a Pedro de Cieza. De ellos expresamente recoge textos que extracta y reproduce. Pero ha olvidado tendenciosamente el anverso: lo mucho bueno y positivo que él sabe que se hizo y lo silencia curiosamente. Esto se llama manipulación histórica.En pleno siglo XVII, Saavedra Fajardo, político y diplomático español, hizo la crítica más dura del mito del genocidio que los protestantes calificaban de exterminio del Nuevo Mundo por los españoles (1640).
Las crueldades, que de Bry escenifica, ni fueron privativas de los españoles, ni los pueblos europeos protestantes podían en justicia arrogarse la representación de la acusación contra la Corona. Saavedra Fajardo llega a decir que el mito del genocidio de los indios en América fue un montaje de los protestantes europeos contra la monarquía católica de España, con el único fin de ocultar sus propios crímenes, con mentiras y supuestos crímenes de los españoles en América. Para demostrarlo recurre al paralelismo de los hechos sucedidos anteriormente en Europa, descritos y documentados por testigos fidedignos. Ricardo Verstegar había publicado en 1587 el Theatrum Crudelitatum Haereticorum nostri temporis. Las horripilantes crueldades de los hugonotes en Francia fueron escenificadas por los hermanos Weiricx en 29 láminas. Con ellas se puede reconstruir también la iconografía del genocidios de católicos en Europa. Precisamente en estas láminas se inspiró de Bry para su propaganda antiespañola.
Los métodos de crueldad y de tortura aplicados por los españoles en la conquista de América en nada superan –y las más de las veces son una repetición– a lo que hacían los protestantes europeos en Francia, Países Bajos, Inglaterra y Alemania por fanatismo y discriminación religiosa.De Bry tuvo la valentía de confesarlo. Decía en su carta, con que prologó la parte cuarta de su Historia de América: Nos matamos unos a otros a diario, arrebatados por la ambición y la avaricia, y no hay moderación ninguna o límite a nuestra codicia y crueldad. No seamos, por tanto, tan precipitados en condenar a los españoles, sin antes examinarnos seriamente a nosotros mismos, a ver si somos mejores que ellos. Conozco muchos españoles que son personas religiosas e íntegras, más que en ninguna otra nación. Sea esto dicho sin prejuicio de nadie.
Si hubo españoles en Indias que cometieron actos de barbarie, crueldad, avaricia y perversidad, no se han de imputar estos actos a toda la nación, sino más bien a la permisividad de los militares, que se encontrará no menos desenfrenada en las demás naciones. Pues ¿quién ignora las muchas crueldades que han cometido y siguen hoy día cometiendo los soldados franceses, alemanes, italianos y los demás en casi todas las campañas de guerra? ¿Y a qué juez justo se le va a ocurrir imputar estos crímenes a la nación entera? Sin embargo, en su campaña antiespañola, maquiavélicamente había propalado lo contrario de lo que decía pensar ahora. Esto se llama hipocresía política.
Luciano Pereña
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