Se firmó el 31 de mayo de 1852 y fue el primer precedente de la Constitución de 1853
Tras derrotar a Juan Manuel de Rosas en la Batalla de
Caseros, el General Justo José de Urquiza reunió a los gobernadores de las
provincias argentinas para realizar un acuerdo con el fin de sentar las
bases de la organización nacional de Argentina. Ese acuerdo fue el primer
precedente de la Constitución de 1853. Se firmó con fecha 31 de mayo de
1852 -por pedido de Urquiza-, para que la conmemoración del pacto ingrese en
los acontecimientos de la Semana de Mayo -aunque, según algunas versiones, la
firma real se produjo un día después, el 1° de junio-.
Un mes antes, el 6 de abril de 1852, se había establecido el Protocolo de Palermo, luego de una reunión celebrada entre los gobernadores de Buenos Aires, Corrientes, el representante de Santa Fe y el representante de Entre Ríos. Este documento nombraba a Justo José de Urquiza como director de Relaciones Exteriores de la República, hasta que se estableciera definitivamente a quién corresponda ocupar el cargo. Dos días después, el 8 de abril, Urquiza invitó a los gobernadores de las provincias a una nueva reunión.
La ciudad elegida fue la de San Nicolás de los Arroyos -por eso el nombre del convenio-. El General quiso afirmar su gratitud al vecindario que lo había acompañado cuando en 1841 debió refugiarse en la isla Tonelero. La casa donde se firmó el acuerdo -hoy convertida en museo- pertenecía a Don Pedro Alurralde, Juez de Paz del partido, primera autoridad de la ciudad y, por supuesto, amigo de Urquiza.
Qué decía el Acuerdo
Los diecinueve artículos del convenio sintetizaban la
gran conquista. El Acuerdo reconocía como punto de partida el Pacto Federal,
convocaba al congreso general constituyente -integrado por dos diputados por
cada provincia- fiaba la elaboración constitucional al saber, la conciencia y
el patriotismo de cada legislador, como también a sus sentimientos puramente
nacionales, confería a Urquiza el manejo de los negocios del Estado bajo el
título de Director Provisorio de la Confederación, debiendo velar por la
tranquilidad general del país, debía proveer los recursos para la marcha normal
de la administración, asegurar la libre navegación de los ríos y el libre
tránsito en todo el territorio argentino y garantizar el eficaz funcionamiento
del Congreso General Constituyente, al mismo tiempo que la absoluta
independencia de juicio de sus miembros.
La excepción de Buenos Aires
El rechazo de Buenos Aires radicó en que las
provincias tuvieran el mismo número de diputados y a que se realizara el
Congreso en Santa Fe, ya que no podría controlarlo ni imponer sus ideas.
Además, se opuso a que un caudillo del interior, como lo era Urquiza, fuera
nombrado Director Provisorio de la Confederación Argentina. Tampoco aceptaba
que las provincias aportaran un porcentaje de lo recaudado por su comercio
exterior al mantenimiento del gobierno, porque, de ese modo, Buenos Aires sería
la provincia que más aportaría.
El Acuerdo dejó dos grandes consecuencias: la primera,
fue la sanción de la Constitución de 1853, que entró en vigencia dentro de la
Confederación Argentina. La segunda, la separación del Estado de Buenos Aires
del resto de la Confederación. Esta situación perduraría hasta 1860, tras
la derrota militar de Bartolomé Mitre en manos de Urquiza, en la Batalla de
Cepeda.
La trascendencia histórica de este instante se puede
comparar con las del 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816. Entre las
tres, conformaron las nuevas bases institucionales de nuestra nación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario