Nació el 15 de enero de 1780 en la localidad de
Bormes-les-Mimosas, cercana a Saint Tropez (Francia). Era hijo de André
Louis Bouchard y Thérese Brunet. Prestó servicios en la marina mercante
de su patria en sus años juveniles, y “decíase que durante el primer imperio
francés había sido segundo capitán de un buque corsario, y se había señalado en
muchos combates contra los cruceros ingleses”. En uno de aquellos buques
corsarios llegó a las playas de América, y en 1809 ya se encontraba en Buenos
Aires. El gobierno patriota aceptó sus servicios navales y con fecha 1º
de febrero de 1811, lo nombró primer capitán del bergantín de guerra “25 de
Mayo”, con el cual concurrió al combate de San Nicolás, el 2 de marzo de 1811.
Su comportamiento en esta emergencia ha merecido la crítica de muchos
historiadores; la razón de su actuación en aquella jornada parece estar
fundamentada en que Azopardo empecinado como era, había rechazado el plan de
Bouchard, que quería atacar a los bergantines varados; los buques
independientes quedaron en peligrosa situación en el canal formado por la isla
San Pedro y la costa, perdiendo la ventaja del ataque. Las tripulaciones,
tentadas por la proximidad de la costa, desertaron, abandonando al atlético
Bouchard, que fue impotente para contenerlas. Azopardo tuvo que afrontar
solo con su goleta “Invencible” el peso de la acción, pues también el balandro
“América” que mandaba el francés Hubac, quedó sin tripulación.
El consejo de guerra que, presidido por Cornelio
Saavedra, juzgó el 20 de mayo de 1811 la actitud de ambos comandantes, le
restituyó a Bouchard, conjuntamente con Hubac, su empleo “con la declaración de
haber desempeñado su deber con valor, celo y actividad, no habiendo dejado sus
buques sino en los últimos momentos, en que se vieron enteramente desamparados
de su gente y por no caer prisioneros”. El original del proceso seguido a
Azopardo y a Bouchard se halla depositado en la Biblioteca Nacional.
El 15 de julio de 1811, comandando una lancha cañonera,
Bouchard actuó con bizarría durante el bombardeo de Buenos Aires por la
escuadra de Montevideo. Con fecha 8 de agosto de 1811, la Junta designaba
a aquél, primer Capitán de la zumaca “Santo Domingo”. El 19 de este mismo
mes volvió la escuadra de Michelena a bombardear esta ciudad, ocupando Bouchard
con su buque y el “Hiena” y “Nuestra Señora del Carmen” su puesto para
combatir, pero los realistas se mantuvieron fuera del alcance de los cañones.
(1)
Pocos meses después llegaba a Buenos Aires el teniente
coronel José de San Martín, que inmediatamente se dedicaba con afán a la tarea
de organizar el cuerpo de Granaderos a Caballo, que debía después cosechar
laureles inmarcesibles en los campos de batalla de América. Bouchard fue
aceptado en el mismo, con el grado de subteniente, el 24 de abril de 1812,
designación que expresa en forma elocuente el concepto que gozaba este insigne
marino en aquella época, ya que como es sabido, en el Regimiento de Granaderos
a Caballo, no tenían entrada ni posible permanencia, los apocados de ánimo, los
irresolutos, o aquellos que tuvieran antecedentes que no fueran sino muy
honrosos. El 4 de junio del mismo año, Bouchard era promovido a teniente
de la 1ª compañía del 1er escuadrón del famoso cuerpo, y con este grado es que
zahumó su uniforme de granadero con el fuego enemigo, en el glorioso combate de
San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, donde su actuación fue singularmente
distinguida, mereciendo el honor de conquistar la bandera realista, matando a
su abanderado. San Martín, en el parte de la acción dice: “…Dos cañones,
40 fusiles, 4 bayonetas y una bandera, que pongo en manos de V. S. y la arrancó
con la vida del abanderado, el oficial don Hipólito Bouchard”. Por su
comportamiento valeroso en el combate que señaló el primer eslabón de la cadena
de triunfos del famoso Regimiento de Granaderos a Caballo, Bouchard recibió el
29 de abril del mismo año de la Asamblea Nacional Constituyente la ciudadanía
argentina y el grado de capitán de granaderos, con fecha 18 de junio de 1813.
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