viernes, 28 de diciembre de 2018

La iglesia de la avenida que dobla



Cuál es la avenida que empieza en Cabildo y termina en Cabildo? Muchos creen que se trata de una pregunta engañosa y responden: “Cabildo”. Pero no. Buenos Aires tiene una avenida de un kilómetro de extensión cuyo trazado curvo, como si fuera un gigantesco boomerang, le otorga esa curiosa característica que la convierte en algo distinto en la Ciudad.

Con un amplio diseño de boulevard, que en el medio adornan las plazoletas, la avenida San Isidro, en el barrio de Saavedra, formó parte de lo que era el viejo Camino Real. Su original recorrido tiene relación con el trayecto que hacían las carretas para buscar un vado que les permitiera cruzar el arroyo Medrano, hoy entubado bajo la avenida García del Río, la calle Ruíz Huidobro y la avenida Comodoro Rivadavia. Y desde octubre de 1914 tiene el nombre actual que la identifica en la nomenclatura. San Isidro comienza en Cabildo, a metros de la calle Paroissien, y termina en la avenida Cabildo, muy cerca de la calle Vedia y de Puente Saavedra.

Su nombre homenajea a Isidro Labrador, quien vivió entre 1080 y 1130. Nacido en el entonces pequeño pueblo agrícola de Madrid (en ese tiempo se consideraba que la capital del reino español era Toledo), el hombre que luego llegaría a santo tenía ese agregado a su nombre (derivación de Isidoro) por los trabajos que hacía en las tierras de una familia de apellido Vargas. Por su obra y sus milagros, el labrador fue canonizado el 12 de marzo de 1622.

Y como no podía ser de otra manera, el símbolo de este gran boulevard porteño es la parroquia dedicada a San Isidro Labrador. 
Fue erigida en un terreno donado por la familia Martínez Justo y construida con el apoyo económico de Concepción Unzué, en memoria de su esposo Carlos Casares, quien fuera gobernador bonaerense. La piedra fundamental se colocó el 15 de mayo de 1930 y dos años más tarde la iglesia fue bendecida por el arzobispo Santiago Copello. El diseño del templo estuvo a cargo del arquitecto Carlos Massa.

La estructura de la parroquia es monumental: mide 47 metros de largo por 20 de ancho. Y su torre está rematada por una cúpula de estilo neobizantino. Además, como el antiguo nivel de la calle fue bajado tres metros, la iglesia quedó en una posición elevada, lo que le agrega majestuosidad.

Pero lo que más impacta de su imagen externa es la fachada: es una réplica casi exacta de la del templo de la vieja Universidad de San Francisco Xavier (fue fundada el 27 de marzo de 1624; en días cumplirá 388 años), en la ciudad boliviana de Chuquisaca (actualmente llamada Sucre). La diferencia es que aquella tiene dos torres. No está de más recordar que en esa universidad se formaron figuras históricas de la Revolución de Mayo, como Mariano Moreno, Bernardo de Monteagudo o Juan José Castelli. 

También, dentro del edificio de Saavedra, hay un mural pintado con vivos colores sobre cerámica. Ocupa 8 metros de alto por 5 de ancho y fue realizado por Raúl Soldi. Allí está representado el nacimiento de Jesús.

Como se puede ver, Buenos Aires siempre tiene algún rincón poco conocido y con datos que forman parte del pasado y el presente de la Ciudad. La avenida San Isidro no es la excepción. Y no sólo está su llamativo trazado y la valiosa iglesia. En el comienzo obliga a una mirada una escultura de bronce con un mástil conocida como “La Agricultura”. Junto con otras tres similares, formó parte del famoso Pabellón Argentino, que se lució en la Exposición Universal realizada en París en 1889, edificio que los argentinos no supimos conservar. Pero esa es otra historia.



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