El PS era un partido que podemos tipificar como reformista parlamentario. Estaba relacionado con la II Internacional y la socialdemocracia alemana, ya ganada por el revisionismo de Bernstein, constituía su paradigma de partido político. Sin embargo, el PS no se proponía “administrar la crisis del capitalismo” sino introducir el socialismo. Juan B. Justo señalaba: “El socialismo es la lucha en defensa y para la elevación del pueblo trabajador que, guiado por la ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad humana, basada sobre la propiedad colectiva de los medios de producción”.
Como vemos, los socialistas no se oponían a la socialización de los medios de producción, sólo que pretendían alcanzar ese objetivo por medio de la reforma parlamentaria. En este sentido, se oponían a los métodos de acción directa y huelga general de los anarquistas y sindicalistas porque consideraban que eran contraproducentes para el proletariado, ya que esas acciones facilitaban la represión de los trabajadores.
Todo esto forma parte de los límites reformistas del PS. Pero no sería justo limitar su acción a lo político-electoral; para los socialistas, la disputa política era central, pero se interrelacionaba también con las luchas gremiales y a nivel cooperativo.
En resumen, los socialistas creían fervientemente que las luchas electorales y parlamentarias los aproximaban al socialismo. Y en este sentido las elecciones porteñas de 1913 constituyeron un jalón en la meta de alcanzar ese objetivo.
Por Miguel Ruffo
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