miércoles, 5 de octubre de 2016

Los 90 años de El Gráfico - Parte 7



CHANTECLER. Alfredo Enrique Rossi utilizaba el seudónimo (canta claro). Dio cátedra en crítica futbolística y cumplió una función didáctica de gran valor. Estuvo en EG entre 1925 y 1941 y creó secciones de gran arraigo como “Consultorio”, “Entre pitada y pitada” o “De sábado a sábado”. Era tal su prestigio que cuando Jules Rimet, presidente de la FIFA, vino a Argentina en 1939 pidió ser entrevistado por Chantecler.

EL JAPONES. Usaburo Kikuchi, otro fotógrafo emblema de EG durante 29 años (1928-57). Estudiante de agronomía en su país, aterrizó en el Chaco para trabajar en la cosecha. Cuando se quedó sin plata, golpeó la puerta de Atlántida. Jamás había visto un partido de fútbol y en su primera vez se metió en el campo de juego porque no sabía el significado de las líneas de cal. Rápidamente se transformó en maestro.

ALFIERI. Otro apellido ligado sinónimo de EG. Ingresó en Atlántida a los 18 años como linotipista. “Cierta vez la empresa propuso a los obreros que aprendiéramos un oficio en nuestras horas libres. Y yo me anoté para ser fotógrafo –contó él mismo-. Al principio hacía trabajitos de laboratorio. Un sábado faltó un fotógrafo y me dieron su tarea. Tenía que retratar a unos atletas que participaban en un torneo. La noche del sábado no pude dormir, me sentía Gardel. El torneo empezaba a las 14.30 y yo estuve a las 8 de la mañana”. Con su pañuelo al cuello, Alfieri se hizo muy amigo de los protagonistas. Trabajó en EG desde 1936 hasta la década 1980.

TRUCOS. El Photoshop no es un inventó moderno. “Las famosas tapas estáticas con el jugador haciendo jueguito –recordó Alfieri- se hacían en dos partes. Primero se sacaba el fondo con tribuna, después se fotografiaba al jugador en la terraza de la Editorial y se montaban”. ¿Anécdotas? Miles. “Farro tenía la nariz abatatada y un gran complejo. Se buscaron mil variantes y a él no le gustaban. Al final, lo saqué con la bolsa de hielo que usaban los aguateros en la nariz, y listo”. Su foto más laureada fue “El Abrazo del Alma” (1978).

ARDIZZONE. Su verdadero nombre era Osvaldo Onofre Bramante. Trabajaba como empleado administrativo de Atlántida hasta que Dante Panzeri, director de EG, habitual interlocutor de sus charlas en el buffet del cuarto piso, le comentó que si volcaba en un papel las historias que contaba, sería un gran periodista. Lo fue. Bohemio, poeta, de talento supremo, sus entrevistas y comentarios adquirieron un vuelo literario único y son un sello de distinción de EG de los ‘60 y ‘70.


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