lunes, 5 de septiembre de 2016

SUBLEVACIÓN DE AREQUITO - Parte 3

Al día siguiente, luego de producidos algunos episodios dolorosos y ante la imposibilidad de someter a las fuerzas sublevadas, el general FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, viéndose impotente para restablecer la disciplina, y decidido a evitar el derramamiento de sangre entre hermanos, resignó el mando, entregando el ejército a Bustos.

BUSTOS, dueño ya del mando de esas fuerzas, retrocedió hasta Córdoba, no sin antes rechazar proposiciones de los caudillos del Litoral, para que esas tropas fueran empleadas contra los efectivos de Buenos Aires. Llegado a Córdoba, fue recibido triunfalmente y luego de deponer al gobernador Manuel Antonio Casero se hizo nombrar Gobernador. La íntima idea de Bustos era hacer de Córdoba una base de poder, a partir  de la cual, pudiera establecer la paz entre las provincias. Bustos creyó que su acción  neutralizaría las fuerzas de los caudillos, así como la de  Rondeau, pero esto no fue así. Porque la sublevación de Arequito, fue la primera chispa que llevó la desorganización a muchas provincias, pues la actitud de BUSTOS fue imitada por otros caudillos provinciales. 

Dos días después de producida la sublevación de Arequito, PEDRO JUAN GONZÁLEZ le escribe a su pariente, el teniente gobernador de La Rioja, coronel GREGORIO JOSÉ GONZÁLEZ, una extensa carta en la que le expresaba los pormenores de los sucedido, indicándole al mismo tiempo lo que tenía que hacer para mantenerse en el cargo. Pero la rapidez con que obraron sus adversarios dio lugar a que éste también fuera depuesto en la noche del 24 de enero de 1820.

El territorio de La Rioja que dependía de la jurisdicción de Córdoba, viendo el trastorno que se había producido en esta provincia a causa de aquel acontecimiento, liderada por Barrenechea, lo usó como pretexto para proclamar su autonomía y declarar a su territorio provincia argentina independiente, siendo seguida en tal postura por varias otras provincias que declararon rotas sus relaciones políticas con Buenos Aires, como fue el caso de la provincia de Santiago del Estero, liderada en su rebelión por Juan Felipe Ibarra y el de la provincia de San Luís, cuyo caudillo, Dupuy proclamó su soberanía.
Juan Bautista BUSTOS jefe del Estado Mayor de las unidades sublevadas e irreconciliable enemigo de FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, pasará a la historia como el instigador de esta acción, que marca el comienzo del fin del gobierno nacional”. Dos días después, de producida la sublevación, como el general DE LA CRUZ  fuera atacado por los montoneros santafesinos, gran parte de las unidades sublevadas, concurrieron en su auxilio, uniéndose nuevamente al grueso del ejército nacional.
“El motín de Arequito, dice el general MITRE,  arrebató a la nación el único ejército regular de que disponía; dejó desarmado al gobierno nacional y a la nación entregada a los vaivenes de la anarquía”.



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