Conceptos sobre valor
Belgrano, a pesar de haberse formado en la escuela liberal smithiana, no
establece la diferencia entre valor de uso y valor de cambio que caracteriza a
la escuela clásica inglesa. Él apunta más bien al valor de cambio, es decir, al
precio.
Es justamente en este terreno en el cual Belgrano tiene conceptos muy claros y
precisos sobre la determinación del precio, tan claros y precisos que
evidencian una superioridad con respecto a Galiani y al mismo Smith. Su
razonamiento es impecable estableciendo una combinación entre elementos
subjetivos y objetivos en la formación del precio de las cosas, es decir, hace
intervenir a los elementos oferta y demanda. Dice en uno de los artículos del
Correo de Comercio, N° 27 del 1/9/1810: “Ninguna cosa tiene su valor real, ni
efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se
liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella; a los medios de
satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y
abundancia.
Belgrano estableció una estupenda combinación entre el valor de uso y el valor
de cambio, cosa que no supieron hacer los clásicos quienes al no poder
encontrar la conexión entre ambos conceptos sólo consiguen retardar el progreso
de la ciencia en este aspecto.
Productividad
Uno de los aspectos en que Manuel Belgrano evidencia la influencia fisiocrática
es el que se refiere a la agricultura y el papel que ésta desempeña en el campo
económico.
Tuvo un punto de vista ético, lo cual denuncia una influencia roussoniana
ejercida a través de la fisiocracia: “La agricultura es el verdadero destino
del hombre. En el principio de todos los pueblos del mundo, cada individuo
cultivaba una porción de tierra, y aquellos han sido poderosos, sanos, ricos
sabios y felices, mientras conservaron la noble simplicidad de costumbre que
procede de una vida siempre ocupada, que en verdad preserva de todos los vicios
y males”.
Belgrano tenían un significado superior a las doctrinas de la fisiocracia y de
los primeros clásicos de la economía política por sus aportes en relación a lo
que él denominó desarrollo económico armónico y autónomo. Armónico, porque
debía articular la prosperidad económica de la agricultura con el incipiente
desarrollo de la industria, el comercio y las artes. Autónomo, en el sentido de
la necesidad de romper los lazos económicos con la metrópolis española como
intermediadora y receptora de riqueza. Para Belgrano, como así también para
otros pensadores de la época, el comercio libre fue sinónimo de independencia
política.
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