viernes, 4 de diciembre de 2015

Sarmiento y Mitre


Propuesto como candidato a la presidencia de la Nación a iniciativa del coronel Lucio V. Mansilla, Domingo Faustino Sarmiento resultó electo en las elecciones nacionales de agosto de 1868, asumiendo el cargo el 12 de octubre del mismo año. Su presidencia integra el período al que la historiografía argentina suele denominar como etapa de las “presidencias históricas o fundacionales”, tras la presidencia de Mitre (1862/68) y antes de la de Avellaneda (1874/80). 

Sarmiento encontró en el mitrismo a un férreo opositor a su gestión. ¿Por qué? Para el historiador Norberto Galasso el proyecto de Mitre siempre fue porteño y probritánico: lo demuestran los ferrocarriles extendidos en abanico hacia el puerto, los Bancos ingleses en Buenos Aires, el darle la espalda a Latinoamérica, liquidar la resistencia de los caudillos federales del Interior. En esa época, Sarmiento colaboró con el mitrismo. 

Sin embargo, llegado a la presidencia, desarrollará una política que, mas allá de las limitaciones y los errores, intenta favorecer al Interior cumpliendo su lema “provinciano en Buenos Aires, porteño en las provincias”, contrapropuesta a los intereses de la emergente oligarquía mitrista.

Otra disidencia con el mitrismo reside en el interés de Sarmiento por impulsar la minería, actividad que no encaja en la división internacional del trabajo que la oligarquía ha pactado con el Imperio Británico. Sin embargo, el sanjuanino practica una política libreimportadora que invalida su intento de desarrollar a las provincias del interior. Por el contrario, su preocupación por desarrollar ferrocarriles en las zonas que no interesan a las empresas inglesas (por ejemplo, el trasandino y la línea ferroviaria Córdoba – Tucumán) son expresiones de política nacional integradora.



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