martes, 20 de octubre de 2015

El Derecho al Ocio y a la Expropiación Individual – Parte 13


Este es un rebelde en acción, el otro es un rebelde que ladra, pero … no muerde, o morderá solamente el día de la santísima redención. Dividido el esfuerzo entre toda la colectividad, dos o tres horas de trabajo, al día serían suficientes para producir todo lo que se necesitaría para llevar una vida holgada. Tenemos, por lo tanto, derecho al ocio, derecho al reposo. Si el presente sistema social nos niega este derecho es preciso conquistarlo por cualquier medio. 

Es triste, en verdad, el tener que vivir del trabajo de otros. Se prueba la humillación al sentirse igualados a los parásitos burgueses, pero se saborean también grandes satisfacciones. Parásitos sí; pero no se beben las amargas heces de la sabida vileza, de la consentida expresión, no se sienten los tormentos de saberse uno de aquellos que, humillados van uncidos al carro del triunfador, regando el camino con su propia sangre; uno de aquellos que ofrecen riquezas a los parásitos y mueren de hambre sin osar rebelarse; uno de aquellos que construyen palacios y viven en tugurios, que cultivan el trigo y no pueden quitar el hambre a sus chicos; uno de la muchedumbre anónima y envilecida que se yergue un segundo al recibir el golpe del amo, pero que se somete todos los días, se conforma con el estado social, actual y, depuesta su momentánea actitud, tolera, ayuda y ejecuta todas las infamias, todas la bajezas. 

No productores, es cierto, pero no cómplices. No productores, sí; ladrones si queréis -si vuestra poltronería tiene necesidad de otra ruindad para consolarse,- pero no esclavos. Desde hoy, cara a cara, mostrando los dientes al enemigo. Desde hoy, temidos y no humillados.

Desde hoy, en estado de guerra contra la sociedad burguesa. Todo, en el actual mundo capitalista, es indignidad y delito; todo nos da vergüenza, todo nos causa náuseas, nos da asco. Se produce, se sufre y se muere como un perro. Dejad, al menos, al individuo la libertad de vivir dignamente o de morir como hombre, si vosotros queréis agonizar en esclavitud. El destino del hombre, se ha dicho, es aquel que él mismo se sabe forjar; y hoy no hay más que una alternativa: o en rebeldía o en esclavitud.

Escrito por Severino Di Giovanni.
Publicado en 1933 por “Briand”, pseudonimo utilizado por Severino.


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