Frente al actual Club Belgrano, calle José Hernández, se
erigía el imponente "Palacio Encantado" de estilo medieval, que había
ordenado construir un comandatore (caballero) italiano, que luego fundió su fortuna
y debió abandonar el país. Tiempo después, la propiedad, de dos plantas y un
doble mirador, fue adquirida por la familia Lacroze.
Sin motivos declarados,
sus nuevos propietarios decidieron tapiar las puertas y ventanas, clausurar los
portones y emprender la retirada. Enseguida comenzaron a tejerse leyendas
urbanas y quienes merodeaban la zona aseguraban escuchar por las noches
crujidos, ruidos, lamentaciones y chistidos, por lo que nadie quería
custodiarlo. Mucho menos desde el día que trascendió que un sereno contratado
murió sorpresivamente. Los sucesores de los Lacroze enajenaron el castillo y ya
en ruinas fue demolido. Hoy se levantan en la zona distintos establecimientos,
entre ellos, el Sanatorio de la Sagrada Familia.
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