miércoles, 4 de febrero de 2015

La revolución radical de 1905 y sus consecuencias - Parte 2


”En nuestra República el pueblo no vota; he ahí el mal, todo el mal, porque en los pueblos de régimen representativo, cuando falta el voto popular, la autoridad sólo surge y se apoya en la mentira o la fuerza; sólo tendremos autoridades respetables y pueblos respetuosos, cuando hayamos conseguido encarnar en nuestras masas y en todas las clases sociales, que el voto electoral no es sólo el más grande de nuestros derechos, sino el más sagrado de nuestros deberes; que es el voto lo único que levanta y dignifica al ciudadano.

”…Cuando recorría la gran República del Norte, cuando contemplaba esa aglomeración de razas, de religiones, de tendencias diversas, y cuando, en medio de esa gigantesca batalla de ideas y de pasiones, veía la máquina institucional funcionar regularmente sin choques ni tropiezos, me preguntaba: ¿cuál será el secreto de ese perfecto organismo que así resuelve el problema del Gobierno firme, de un pueblo en camino de ser el mayor imperio de la tierra?

”…cuando vi en torno de las urnas, fieles a la cita, todas las clases sociales, desde las más grandes hasta las más pequeñas, desde los hombres fabulosamente ricos hasta los proletarios, cuando vi en Nueva York, sólo tres veces más poblada que Buenos Aires, votar 650.000 ciudadanos, y en toda la Unión depositar su voto 15.000.000 de electores, el 20% de la población total; y cuando recordé que en esta gran ciudad, con 1.000.000 de habitantes, apenas reunía, en circunstancias análogas, 30.000 electores, el 3 % de la población total; entonces comprendí y sentí por qué aquel pueblo era tan grande, tan fuerte y tan libre…
”Un pueblo que vota es dueño de su propio destino: nada se realiza sino por su voluntad, y nada puede haber dentro de su soberanía que sea superior a su soberanía misma…

”Vamos, pues, mis jóvenes amigos, a aprestarnos para la gran tarea, y llamo a alistarse no sólo a vosotros, sino a las nuevas generaciones en toda la República. No las convoco a una campaña electoral inmediata con el solo propósito de hacer triunfar una tendencia, sino a una cruzada política contra la indiferencia que pesa como manto de plomo sobre nuestra vida pública…

”Sólo conseguiremos despojar nuestro título de sudamericanos de su significado deprimente, sólo podremos rechazar las humillantes protecciones del monroísmo, sólo seremos, en una palabra, pueblo respetado y respetable, cuando sepamos votar”.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario