viernes, 26 de diciembre de 2014

Joaquín Campana, una garantía – Parte 12




En el ínterin el Virrey Elío, no conforme con haber pedido la intervención militar de las fuerzas portuguesas, también se la solicita a Lord Stragford en carta del 26 de mayo: “Confiado sin embargo en que la poderosa protección de la Gran Bretaña que V.E. me ofrece, podrá obligar a aquella Junta a conocer sus verdaderos intereses, he asegurado al Capitán Haywood que estoy pronto a entrar en cualquier género de negociación…”, y agrega más adelante que “considerando la estrecha amistad y Alianza que felizmente subsiste entre la Gran Bretaña y España y los continuos y generosos sacrificios que de común acuerdo están haciendo ambas naciones contra Francia, no me parece fuera de propósito el implorar a V.E. la protección y auxilios de las fuerzas británicas para mantener la Plaza para su legítimo soberano, y espero de los generosos sentimientos de V.E. que hará por su parte cuanto sea posible por que se verifiquen mis justos deseos.”

El segundo efecto positivo está vinculado a la normalización de las relaciones de Buenos Aires con el Paraguay, a pesar de la guerra fratricida que se le había impuesto. En las jornadas del 14 y 15 de mayo de 1811, el Gobernador español del Paraguay, Bernardo de Velazco, es destituido y en su lugar se instala una Junta de Gobierno integrada por Fulgencio Yegros, Pedro Caballero y el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, actuando como Secretario Fernando de la Mora. Con la excepción del Dr. Francia, los otros tres integrantes de la Junta paraguaya eran amigos de José Artigas desde los tiempos de las invasiones inglesas. De inmediato esta Junta propone regular las relaciones con Buenos Aires a través de un Tratado de Confederación, cuya negociación también se demora por distintos motivos y recién termina por firmarse el 12 de octubre de 1811. Pero nunca llega a aplicarse porque la Junta Grande había dejado de existir y el Triunvirato no tenía ningún interés en este tipo de acuerdos.

A pesar de los manejos que hacía casi por su cuenta el Embajador Plenipotenciario Manuel de Sarratea ante Lord Stragford y el Marqués de Linhares en Rio de Janeiro, siguiendo instrucciones paralelas de la “Sociedad Patriótica”, y en total contradicción con los intereses de su propio gobierno ejecutivo a cargo de Joaquín Campana, éste manifestó claramente al Embajador británico su posición en carta fechada el 18 de mayo:

"Estas provincias exigen solamente manejarse por sí mismas y sin los riesgos de aventurar sus caudales a la rapacidad de manos infieles... Puede V.E. estar firmemente persuadido que el bloqueo puesto por el general Elío es más en perjuicio de los intereses de la Gran Bretaña y de la España misma, que de los nuestros. Para que el gobierno inglés pudiese hacer los oficios de un mediador imparcial es preciso que reconociese la independencia recíproca de América y la península, pues ni la península tiene el derecho al gobierno de América ni ésta al de aquella, de otro modo, poseído el gabinete británico con la idea de nuestra degradación, no sería extraño que quiera darnos por favor mucho menos de lo que se nos debe por justicia; hasta tanto no sea notorio el juicio de la nación británica, debe suspenderse todo ulterior procedimiento." (citado por Jorge Oscar Sulé, op. cit.).

Como bien señala el Dr. Sulé en su articulo referido, el documento resulta “admirable por su dignidad y concepción patriótica”, de una claridad y contundencia formidables en comparación con otros documentos de su época. Y es muy probable además, como bien supone el historiador Mario Arturo Serrano (“Cómo fue la revolución de los orilleros porteños”, Buenos Aires, 1972), que esta carta haya indignado a Lord Stragford al imponerle condiciones a la mediación que él mismo pretendía llevar adelante en representación de Su Majestad Británica. Tal grado de indignación, sospecha Serrano, que no le dejara más alternativa que propiciar un golpe de Estado en Buenos Aires, utilizando como instrumento de este designio al propio Manuel de Sarratea.

Apenas dos días antes de esta carta a Lord Stragford, el 16 de mayo, la Junta también se había comunicado con el Conde de Linhares, diciéndole que “ha creído esta Junta que sin el conocimiento de este Congreso (de todas las Provincias) sería un poco prematuro entrar en negociaciones con la España.” Pero, continúa diciendo, “No se ofrecen los mismos escollos respecto a nuestra reconciliación con la Ciudad de Montevideo: La naturalidad de sus habitantes, la vecindad del suelo, y sus íntimas relaciones con esta Metrópoli, todo concurre a excitar el deseo de nuestra reunión. La Junta aceptará desde luego toda proposición que por medio de S.A.R. le sea propuesta, y no comprometa los intereses que se le han confiado.” La Junta deposita su confianza en la mediación que ofrece el Príncipe Regente de Portugal, a través de su Canciller Linhares.

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