A partir del 90 pasó a
ser una figura significativa de la política argentina. El presidente de la
república Carlos Pellegrini lo instó a participar en negociaciones entre los
partidos políticos en pugna, y el también presidente Luis Sáenz Peña lo invitó
incluso a incorporarse a su gabinete, pero Yrigoyen, animado por una férrea
intransigencia con respecto al régimen político de la época, rechazó ambos
ofrecimientos.
De hecho, 1893 lo
encontró nuevamente involucrado en una revolución, esta vez al frente de los
sublevados, en su calidad de presidente del Comité Central bonaerense de la
recientemente fundada Unión Cívica Radical. Durante los sucesos del 93 Yrigoyen
logró involucrar en el movimiento a un importante número de oficiales del
ejército, dirigió personalmente las operaciones militares y participó de la
ocupación de varias ciudades de la Provincia de Buenos Aires. Fue proclamado
por la revolución gobernador de la Provincia, pero renunció al cargo, que fue
ocupado por el Dr. Juan C. Belgrano, hasta que el gobierno nacional, encabezado
entonces por el Dr. Manuel Quintana, intervino la Provincia.
El sistema electoral
vigente entonces en la Argentina daba lugar a abusos y manejos por parte de
quienes ejercían el poder político, de modo que el único medio que los
radicales vislumbraban para la conquista del poder era la abstención electoral
y la lucha armada. Por ello, el 4 de febrero de 1905 explotó una tercera
revolución radical encabezada nuevamente por Yrigoyen que logró ocupar parte de
la capital y algunas ciudades de la provincia, pero fue finalmente sofocada por
el ejército. Yrigoyen resultó entonces proscripto, pero una ley de aministía le
permitió volver a hacerse cargo de sus funciones como dirigente del partido
radical.
Fue entonces, en 1912,
que se sancionó la llamada "Ley Sáenz Peña", que garantizaba el voto
universal, obligatorio y secreto para los varones adultos y la representación
para la primera minoría, con lo que la Unión Cívica Radical decidió volver a
participar de las elecciones. La idea de la elite política gobernante era que
la oposición radical habría obtenido en el mejor de los casos la minoría, pero
en los comicios del 2 de abril 1916 Yrigoyen resultó electo presidente de la
república acompañado en la fórmula por Pelagio B. Luna. Al asumir el cargo el
12 de octubre de ese mismo año, Yrigoyen fue llevado en andas por sus
simpatizantes desde el congreso de la nación hasta la casa de gobierno, por una
distancia de más de un kilómetro y medio.
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