lunes, 25 de noviembre de 2013

General Juan Ramón Balcarce (1773-1836) - Parte 2


Al recibir Belgrano de manos de Pueyrredón el Ejército del Norte, procedió a reorganizar los mandos y las unidades asignando nuevos cargos y misiones a los distintos jefes; a Juan Ramón Balcarce le tocó comandar la Vanguardia adelantada en la Quebrada de Humahuaca, donde cumplió una difícil tarea poniéndose a prueba todas sus aptitudes, iniciativa y valor.  Salió muy bien del paso y hasta que no se produjo el avance de la masa del Ejército Realista con el general Tristán no abandonó la Quebrada.
El 3 de Setiembre de 1812, en plena retirada hacia el sur, intervino en la acción de Las Piedras, donde fue derrotado Huici y el 24 siguiente en la batalla de Tucumán dirigiendo la caballería del ala derecha, se constituyó en un factor decisivo para el triunfo.

Al producirse la elección de diputados para integrar la Asamblea General Constituyente a reunirse en Buenos Aires, conocida posteriormente como la Asamblea del año 13, resultó elegido para representar a Tucumán.  Esto lo indujo a pedir su retiro del servicio activo, para dedicarse exclusivamente a la nueva actividad.

En 1814, ante la amenaza de una gran ofensiva española sobre el Norte, fue incorporado nuevamente al servicio activo, nombrándosele comandante general de Milicias de toda la Campaña puesto en que se lo promovió a coronel.
Ostentando los entorchados de coronel mayor, fue elegido gobernador-intendente de Buenos Aires y estando en esas funciones, derrotó el 27 de Noviembre en Paso de Aguirre a una fuerte montonera mandada por Estanislao López.
Al organizarse en 1819 una fuerza para operar contra Entre Ríos, Santa Fe y la Banda Oriental, se lo designó segundo comandante de la misma; el 1º de Febrero de 1820 los porteños sufrieron un descalabro en Cañada de Cepeda, desbandándose la caballería en tanto la infantería a las órdenes de Balcarce se negó a rendirse ante el requerimiento de López, desprendiéndose durante la noche en perfecto orden y sin bajas, alcanzando San Nicolás al amanecer.
El 6 de Marzo de 1820 reemplazó a Sarratea en el gobierno porteño, abandonando el cargo a los dos meses para expatriarse en Montevideo donde permaneció varios años.
En oportunidad de la Guerra contra el Imperio del Brasil, Dorrego lo designó el 14 de Agosto de 1827, ministro de Guerra y posteriormente, plenipotenciario en Río de Janeiro para negociar la paz y remediar los errores cometidos por Rivadavia en tan importante cuestión.  De vuelta a Buenos Aires, el motín del 1º de Diciembre de 1828 lo obligó a refugiarse nuevamente en Montevideo a la espera que en la capital soplaran vientos más favorables.

Al asumir la gobernación Juan Manuel de Rosas requirió su colaboración, designándolo ministro de Guerra, a pesar de no ser un hombre ni adicto a su persona ni a su política, pues se calificaba a sí mismo como federal-dorreguista.

Siendo ministro salió a campaña rumbo a Córdoba, con varias unidades de infantería para reforzar las columnas de montoneros e indios de Estanislao López amenazadas por el general Paz, dos veces vencedor de Facundo en la Tablada y Oncativo.  Las unidades que llevaba Balcarce, tal vez hubieran creado problemas a Paz, acostumbrado a resolver las batallas mediante el empleo adecuado de la infantería, de la cual los federales en principio carecían.  Las boleadoras lanzadas por Zeballo en Los Alvarez el 10 de Mayo de 1831, impidieron aquella confrontación.

El 17 de Diciembre de 1832 asumió nuevamente la gobernación de Buenos Aires elegido por la Undécima Legislatura Provincial.  Su administración fue progresista, tratando de organizar el manejo de la cosa pública sobre bases jurídicas permanentes, cosa un tanto difícil en aquella época de improvisaciones y arbitrariedades.  Derogó leyes retrógradas, restableció la libertad de imprenta y redactó una Constitución, donde fijó responsabilidades y derechos a hombres e instituciones.
Rosas a pesar de su militancia federal, lo depuso el 11 de Octubre de 1833 con la revolución que encabezó el general Agustín Pinedo, lo cual lo obligó a huir de la capital, estableciéndose en Concepción del Uruguay (entonces Arroyo de la China) donde residió hasta su muerte, ocurrida el 12 de Noviembre de 1836.

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