lunes, 20 de mayo de 2013

El barrio de Flores - parte 2



Se podrían enumerar cientos de quintas de personajes importantes, pero vamos a limitarnos por ahora solamente a la del inglés Eduardo Mulhall, llamada "Lambaré", en homenaje al cacique del mismo nombre.

Dicen que su dueño era un personaje muy querido y elegante, vestido siempre de levita y portando galera de copa gris, de tan buenos modales que lo llamaban "el inglés bueno". Sus jardines eran especialmente reconfortantes por el perfume de los eucaliptos, y pinos que actuaban como un sedante que invitaba a la meditación, Entre otros, fue muy visitada por su vecino, el Gral. Roca, quien gozaba de los jardines y de la compañía del inglés, matizando sus encuentros con el juego de ajedrez.
En la iglesia del lugar se realizaron los funerales de Manuel Dorrego y en la plaza del pueblo se fusilaban, en pelotones, a los opositores de Rosas. En 1857 se inauguró la primera línea de ferrocarril que iba desde la actual Plaza Lavalle hasta La Floresta.
Hay una comunidad judía muy grande que, venidos desde Damasco y Alepo, se insertaron en Flores de una manera distinta a la de otros lugares. Han crecido, y se han desarrollado y no han querido emigrar. Se han aquerenciado y las nuevas generaciones aún siguen afincadas en el lugar, especialmente en la calle Avellaneda entre Nazca y Campana y sus adyacencias.
Los armenios también se establecieron fuertemente en el sur de Flores, construyendo un barrio de 200 casas. Se dedicaron al calzado y a la construcción, compitiendo con los italianos que eran famosos en el ramo.
También se los conoció como "tacheros" por su habilidad para arreglar ollas, palanganas y otros objetos metálicos por el estilo. 
Hablando de las distintas comunidades, no se puede dejar de mencionar a la vasca, tan ruidosa como pintoresca. Agrupados cerca de la estación, esperaban los tachos de leche para repartirla a caballo, con sus boinas negras, sus clásicas alpargatas y sus anchos pantalones ceñidos en el tobillo sostenidos por la ancha faja en la cintura. Eran típicos frecuentadores de pulperías y boliches. Así fueron creciendo esos locales con nombres que luego jamás se olvidarían, como la del Vasco Milonga, la del Colorado, la de la Vasca. Muy famosa fue La Paloma, de Culpina y Alberdi, donde se inspiraron payadores y poetas nuevos sinónimos de bravura y de guapeza. Es allí donde Enrique Cadícamo escribió su tango.
"Compadrón" que se iniciaba con la famosa cuarteta:
"Compadrito a la violeta
si te viera Juan Malevo
que calor te haría pasar...".  


- Av. Rivadavia: antes llamada El Camino Real, es su columna vertebral, el corazón del barrio, en la que se concentra gran parte del comercio y actúa como corredor urbano. Es la que divide Flores Norte de Flores Sur. La primera es la zona alta donde se encuentra el casco fundacional del barrio. Hacia el sur, la zona baja, inundable, llamada Bañadón de Flores o Bajo Flores, que constituye la zona más pobre.
Alrededor de la Basílica de San José, existen tres pasajes peatonales que son únicos en la ciudad por su forma, formados en las calles Salala, Pescadores y Espejo.
Desgraciadamente, el progreso se convierte a veces en el peor enemigo de las tradiciones y del sentir de un pueblo. Así aconteció con Flores, donde se empezaron a vender sus quintas en lotes pequeños muy rentables por cierto, que fueron canjeados por las anejas y queridas costumbres, esas que no tienen precio.
- Barrio Coreano: identifica a la zona comprendida entre Avenida del Trabajo, Carabobo, Avenidas Castañares y La Plata, conocida por CoreaTown, barrio coreano,  Little Korea o Pequeña Corea, en la cual se asentó en un comienzo la comunidad coreana. En la zona conviven además argentinos y bolivianos.
- Bajo Flores: delimitado por las avenidas Perito Moreno, Balbastro, Varela y Castañares, en la zona sur del barrio.




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