sábado, 6 de abril de 2013

DARDO ROCHA 'EL PADRE DE LA PLATA' – parte 2



Dirigente autorizado de partido sin ser agitador, con su característica serenidad, era capaz de sentir fuertes y nobles pasiones en busca de la unidad. Elaboró trabajosamente la unidad espiritual de nuestro pueblo para llegar a la Organización Nacional y para poder tallar su trayectoria, libró ásperas peleas cívicas en la prensa, el congreso y en la tribuna popular.

En la Cámara Nacional cobró protagonismo y gravitación. Era un trabajador activísimo que vivía la preocupación constante del bien público. Participaba en las comisiones internas, en el recinto, abordaba diversos asuntos, además de dilucidar complejas cuestiones doctrinarias.
Como buen demócrata, la veracidad en el sufragio tuvo en él un franco iniciador para purificar el comicio y el voto libremente emitido, como única forma de garantizar el origen popular del gobierno y asegurar el orden social.
Los problemas económico - financieros no estuvieron ajenos a su labor, apareciendo por primera vez en el país la legislación de tierras. Otros aspectos que desarrolló fue la protección para la radicación de industrias nacionales, favoreciéndolas con la disminución de derechos aduaneros.
Proyecto la primera ley de patentes de invención, defendió el plan por el cual Buenos Aires tiene obras de salubridad, combatió los empréstitos extranjeros por considerarlos negativos para los intereses nacionales.

Equipó al Ejercito Nacional de buen material de artillería para asegurar una paz con Chile por desinteligencias limítrofes. Siguiendo con el tema de nuestras relaciones internacionales, creció su gravitación política por un triunfo parlamentario, el que a través de un concienzudo discurso rechazando un convenio donde se cedían derechos inalienables de la Nación, mereció el apoyo de la opinión pública y el aplauso de la prensa.

En la plenitud de su sobresaliente actuación política, obtuvo por su elección de Diputado por Buenos Aires, la posibilidad de estar en el Congreso de la Nación, triunfando por abrumadora mayoría sobre Mitre y Bernardo de Irigoyen. Casi simultáneamente fue elegido miembro de la Convención Constituyente que reformó la Carta Magna de la Provincia en 1870 y de la Constitución Nacional en 1898, circunstancia que lo llevó a estar junto a Vélez Sarfield y Vicente Fidel López (indiscutidos maestros del derecho argentino), resultando un notable colaborador en todas las reformas orgánicas debatidas.

Este desempeño, lo erigió en prohombre de la República. Suscitar y concentrar todas las simpatías y voluntades, aunque no por eso dejó de tener resistencias de algunos dirigentes que pronto mostraron sus incompatibilidades en los sucesos revolucionarios del año 1874. 

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