martes, 27 de marzo de 2012

Batalla de India Muerta - parte 3


Después de India Muerta la caída de Montevideo pareció inevitable. El gobierno mismo llegó a declarar que la ciudad no podía sostenerse cuarenta días con sus solos recursos. Oribe a convocado en mayo para la renovación de la asamblea legislativa y elecciones de presidente de la República, y propone la rendición. Rechazada, se prepara a atacar.
Lainé e Inglefield declaran que no permitirán la caída de la ciudad. Y es entonces cuando la proveen de armas, municiones y víveres y cuando desembarcan tropas. Y el gobierno de Montevideo escribe al del Brasil unas palabras infames y vergonzosas según las cuales el Uruguay, en casi de tener que entregarse a un poder extranjero, “antes que sucumbir bajo la cuchilla de Rosas” –palabras textuales- “se echaría con preferencia en los brazos de un poder americano”.
Es decir, que antes de ser gobernados por su compatriota Oribe, héroe de la independencia uruguaya, uno de los “33” y jefe de Ituzaingó, prefieren ser brasileños esos malos uruguayos, prefieren entregar su patria al Brasil, el único y perpetuo enemigo de su independencia.

Una vez más, los extranjeros impiden la caída de Montevideo. Ahora sólo la defienden cuatrocientos nueve orientales. El resto de las tropas son esclavos, en su mayoría pertenecientes a extranjeros y en número de seiscientos dieciocho; y dos mil quinientos extranjeros, de los cuales mil quinientos cincuenta y cuatro franceses. ¿Qué se han hecho los mil franceses restantes? Los más serios, así como otros que no formaron nunca en la legión, se han refugiado en Buenos Aires.
Desde aquí dirigen una petición al gobierno francés, en donde se lee estas palabras significativas: “El señor Lainé, ¿ha sido enviado para proteger al partido agonizante que domina en Montevideo, o para protegernos a nosotros?”.
Ese partido agonizante, esos cuatrocientos nueve hombres, ahora que el ejército de Rivera no existe, representan para Francia e Inglaterra el Estado Oriental. Y en nombre de ese puñado de individuos, Francia e Inglaterra vienen a meterse en la política del Plata, a mandar como dueños, a imponerse con sus cañones.

¿Y los emigrados? El número de los argentinos que defienden la plaza es de apenas ciento treinta. Muy pocos más son los que llevan armas.
Los demás están en Buenos Aires o en el Brasil. Pero esos pocos argentinos son los dueños del gobierno de Montevideo, principalmente Florencio Varela. Ha de estar alegre Varela, al ver el resultado de su misión a Europa, al ver a su patria próxima a entrar en guerra contra las dos grandes potencias del mundo, en peligro de ser destruida y desolada.

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado (2008).
Gálvez, Manuel – Vida de Don Juan Manuel de Rosas – Ed. Tor – Buenos Aires (1954).
Saldías, Adolfo – Historia de la Confederación Argentina.



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