Los últimos años de su vida, Juan Facundo Quiroga los pasa en Buenos Aires, adonde llega en diciembre de 1833, contento por el éxito de la Campaña al Desierto de la que fue partícipe junto a Juan Manuel de Rosas, pero confundido por las versiones que le hacen llegar las intrigas y los traidores acerca de un intento sedicioso por parte del general José Ruiz Huidobro, antiguo colaborador suyo en la campaña al Desierto, contra el gobernador de Córdoba, José Vicente Reinafé.
Durante la Expedición al Desierto, Facundo Quiroga había sido designado como Director General de la Guerra y bajo su tutela se hallaban las 3 divisiones que combatieron en el sur del país. El nombrado general Ruiz Huidobro era, a la sazón, el jefe de la División del Centro. Quiroga siempre fue un hombre correcto y el hecho que un hombre a su mando pudiese estar envuelto en un acto subversivo significaba para él algo indignante y vil. El tiempo y los documentos, sin embargo, demostrarán que Ruiz Huidobro no tuvo nada que ver con el “complot” contra el gobernador cordobés Reinafé. Ello quedaría evidenciado con el asesinato perpetrado contra el Tigre de los Llanos, años más tarde.
Quiroga, pues, vivió en Buenos Aires desde fines de 1833 hasta enero de 1835, cuando es mandado con suma urgencia a frenar una lucha fraticida entre las provincias de Tucumán y Salta. En el camino, el 16 de febrero de 1835, lo asesinan cobardemente.
Sobre el Juan Facundo Quiroga “porteño” no hay muchas alusiones, quizás por esa tradicional costumbre de relacionarlo únicamente como de tierra adentro, de paisajes áridos, pobres y llenos de montoneras gauchas. Es probable y suena lógico, pero hubo un riojano patriota que dejó su huella y su presencia en la ciudad capital de la Confederación Argentina.
Su vida en Buenos Aires
Cuando se instala en Buenos Aires, Quiroga refiere que su vida política está prácticamente terminada, y que ha llegado el momento de enviar a escuelas porteñas a sus hijos, a recuperar su salud –sufría de reuma- y de atender sus bienes y su capital. El Tigre de los Llanos no era millonario, a pesar de haber pertenecido a una familia tradicional y de buen linaje en los llanos de La Rioja. Sus arrojos en las luchas por y para la causa federal le hicieron sacrificar varios fondos que el digno patriota jamás reclamó ni quiso que le devolviesen. El edificio que en la actualidad ocupa el Sindicato de Luz y Fuerza sobre la calle Defensa al 453, barrio de San Telmo, fue antiguamente el lugar donde habitó Facundo Quiroga hasta un mes antes de su cobarde asesinato.
Ya en Buenos Aires se sostiene que Facundo Quiroga había decidido afeitarse periódicamente sus espesos bigotes y emprolijado sus robustas patillas. No obstante ello, lo veían “irreprochablemente puesto, franco en el decir, sincero en el pensar, patriota siempre y desenvuelto y honrado en el sentir”.
La relación entre el brigadier general Juan Manuel de Rosas y Juan Facundo Quiroga nunca desmejoró. El historiador revisionista Pedro De Paoli en su obra “Facundo” sostiene lo siguiente: “Facundo siguió siempre tan amigo de don Juan Manuel como el primer día, y apenas vuelve éste de la Conquista del Desierto, manifiesta deseos de visitarlo. No existe un solo documento serio, una carta insospechable que de asidero a la idea de la enemistad de estos dos hombres”. Otra muestra de ello será la designación de doña Encarnación Ezcurra, esposa del Restaurador de las Leyes, como apoderada general de los bienes de Facundo Quiroga.
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