sábado, 2 de abril de 2011

Rosas y las Islas Malvinas - parte 2


Inglaterra no acepta el “canje”
Pero, ¿podría Lord Aberdeen reconocer la usurpación de Inglaterra? Evidentemente, no. La condición previa impuesta por Rosas significaba en el orden de los principios una afirmación rotunda de los derechos argentinos y en la práctica era de realización imposible, porque proponía lo que los ingleses no podían aceptar. Ganó tiempo, entre tanto; paralizó los apremios de Falconet y le quitó al enemigo uno de los pretextos que utilizaba para crearnos el conflicto deseado.
Inglaterra no aceptó, desde luego, la proposición del ministro Insiarte, hecha por órgano de Moreno, y algún tiempo después, en alianza con los franceses y como supremo recurso de intimidación, cometieron sus marinos lo que se ha llamado “el robo de la escuadra argentina”; bloquearon nuestras costas, invadieron el país por el río Paraná e intentaron reducirnos por la fuerza.
Pero las Malvinas no fueron cedidas en derecho a los ingleses.
Entretanto, Varela y sus amigos de Montevideo gestionaban la desmembración de Entre Ríos y Corrientes y Sarmiento incitaba a los chilenos a que ocuparan el Estrecho de Magallanes con la doctrina de que “un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de dos estados a quien su ocupación aproveche sin dañar ni menoscabar los intereses del otro”. Así, “en odio a Rosas, que era un accidente de la política argentina, se atacaba la integridad de la Nación…”. (Pelliza, “La Dictadura de Rosas”). Hacia los mismos años, los emigrados en Santiago trabajaban por la incorporación a Chile de las provincias de Cuyo.

Estos eran los patriotas, los nacionalistas auténticos….


Laferrere, R de – Cómo ofreció Rosas las Malvinas – Buenos Aires (1946).




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