martes, 3 de agosto de 2010

El circo en Buenos Aires - parte 1


El primer circo que funcionó en Buenos Aires fue gracias a la iniciativa del Inglés Santiago Spencer Wilde. Wilde instaló entre las calles Florida y Córdoba el "Parque Argentino" donde se presentaron los primeros espectáculos circenses con artistas nativos y los circos extranjeros que llegaban al país.
Para algunos, el primer circo netamente argentino es el "Flor América" creado por Sebastián Suárez en 1860. De niño, Suárez conoció al Circo Olímpico de Juan Lippolis Ese encuentro lo introduce en el mundo del circo y en cada presentación circense de la zona Sebastián Suárez aprende trucos y técnicas, se pinta la cara, se pone ropas estrafalarias y se convierte en "Tony".

Otros historiadores opinan que el verdadero circo criollo nace cuando los hermanos José Antonio (Pepe) y Gerónimo Podestá estrenan la versión pantomímica de la obra de Eduardo Gutiérrez "Juan Moreira", poniendo en juego algo de la identidad Argentina y Sudamericana, por haber sido el primero que dejó de imitar las artes provenientes de Europa. Es así que, en la Argentina, el 6 de octubre se celebra el Día del Circo en homenaje a Pepe Podestá, que nació ese día de 1858 en Montevideo y desarrolló aquí una labor pionera.
El circo fue el espectáculo más popular en estas tierras, durante los tiempos de la colonia y los de la vida republicana independiente.Se dice que el primer payaso que se presentó en el Río de la Plata fue el italiano Pedro Sotora "el hombre incombustible", quien en 1834 comía estopa ardiendo y realizaba saltos mortales ante el público de Buenos Aires y Montevideo.
Durante el período rosista, el teatro y las formas del espectáculo en general, tuvieron un fuerte impulso y apoyo oficial, incluso se conformó una escuela de actores criollos. Los federalistas veían con gozo, al final de cada función, la quema de un desleal con el nombre de algún unitario refugiado en Montevideo.
El picadero cobra protagonismo en la escena rioplatense en forma paralela al teatro tradicional, con compañías europeas y con gran asistencia de las burguesías locales.En 1869 llega a Buenos Aires el circo italiano Chiarini, con los números hípicos de Giusseppe Charini y la compañia conformada por su núcleo familiar. Ese mismo año comienza a actuar en Montevideo y luego en Buenos Aires, el payaso genovés, acróbata y luchador Pablo Raffetto.
Raffetto monta una pequeña empresa y muestra su número del "disparo del cañón" en Buenos Aires y Montevideo. La lucha se transforma en una importante fuente de trabajo para el genovés y los espectadores lo desafían a pelear en las funciones.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario