viernes, 30 de julio de 2010

La Madre de la Patria, María Remedios del Valle - parte 3


Cantaba John Lennon que la mujer es el negro del mundo. ¿Por qué sorprenderse del silencio que rodea a la historia de Del Valle si no sólo pertenecía al género femenino, sino que además tenía la piel oscura? La sociedad argentina, y los discursos que la construyeron, fueron pródigos en exclusiones. Las mujeres criaron a los hijos varones que hicieron la Historia, los negros no existieron. Sin embargo, desde Juana Azurduy comandando las tropas antirrealistas hasta la audacia de Mariquita Sánchez de Thompson en los días de preparación de la revolución de Mayo, pasando por una Machaca Güemes convertida en santo y seña del troperío salteño, las mujeres tuvieron un papel relevante en la historia de la independencia, sólo limitado por la coyuntura de la época, que la relegaba al lugar del solaz del varón guerrero.

Y no se debería olvidar que la población negra de Buenos Aires censada en 1810 arrojó la cifra de 9.615 personas de origen afro que convivían con 22.793 blancos, es decir más del 20 por ciento. Los negros argentinos fueron una parte sustancial e imprescindible de la lucha independentista, al punto que llegaron a cubrir el 65 por ciento de los puestos de batalla en las tropas comandadas por Belgrano y San Martín. En 1848 Domingo Faustino Sarmiento, el gran estadista y escritor, escribió en su diario de viaje a los Estados Unidos: “La esclavitud de los Estados Unidos es hoy una cuestión sin solución posible; son 4 millones de negros, y dentro de 20 años serán 8. Rescatarlos, ¿quién paga los 1.000 millones de pesos que valen? Libertos, ¿qué se hace con esa clase negra odiada por la raza blanca?”. Durante su presidencia, inaugurada en 1868, sobrevendrían la fiebre amarilla y la Guerra de la Triple Alianza, acontecimientos a los que se le atribuye el exterminio de los negros en el país. En 1887, el censo oficial computó sólo un 1,8 por ciento de negros sobre el total de la población.

Más tarde, el Estado se encargaría de silenciar su historia y los aportes que realizaron a la construcción de la nación. El espíritu europeísta de las clases dirigentes necesitaba una historiografía que contemplara un destino blanco y cristiano. A tal punto llegaron que los primeros retratos del general San Martín, en los que se notan sus rasgos amerindios, fueron españolizados mientras se lo elevaba a la categoría de héroe nacional. Aunque al sentido común argentino le guste señalar que descendemos de los barcos transoceánicos, un estudio realizado por Daniel Corach, que dirige el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la UBA, demostró que un 56 por ciento de la población tiene marcadores genéticos amerindios. O lo que es lo mismo: la mayoría de los habitantes del país tiene en su árbol genealógico algún poblador originario. Si ese dato es ignorado, ¿cómo extrañarse, entonces, por el olvido al que fue relegada la vida de María Remedios del Valle, una prócer que era mujer, negra, pobre y vieja?

El 14 de noviembre de 1813 las tropas del general Belgrano se enfrentaron a los realistas en Ayohuma, comandadas por el general español Joaquín de Pezuela. Los colonialistas venían de un triunfo en Vilcapugio, donde atacaron por sorpresa, y en la localidad salteña eligieron la misma táctica. Y tuvieron éxito. Después de una jornada de briosos enfrentamientos, sobre el campo de batalla yacían doscientos cadáveres de las tropas patriotas. Hubo otros doscientos heridos. Los españoles apresaron a quinientos soldados, entre los que se encontraba la capitana María de los Remedios del Valle, que había luchado a la par de sus compañeros de regimiento y que había sido herida de bala.

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