jueves, 20 de mayo de 2010

Revolución de Mayo - parte 1


El 25 de Mayo no es un simple feriado, un día en el que no se trabaja o no se concurre al colegio. En esta fecha celebramos uno de los acontecimientos más importantes sobre los cuales se construyó nuestro país.
Durante la Revolución de Mayo se puso en juego el futuro de un colonia, que deseaba crecer y desarrollarse como un pueblo independiente.Conmemoramos entonces el 25 de Mayo, cuando un grupo de patriotas iluminaron el camino de la Independencia.
Cuando en una lluviosa jornada los vecinos de Buenos Aires alumbraron la idea de sentirse libres e independientes, protagonistas y artífices de su propio destino.

Fuente: Informe: Javier La Loggia - Especial para LA NACION LINE

El Proceso Revolucionario

No hay duda de que el proceso revolucionario comienza cuatro años antes, en 1806 y 1807, momento en que Buenos Aires rompe los moldes burocráticos establecidos para reclutar milicias y pone en pocos meces de pie a "nueve mil hombres de pelea" para rechazar a los invasores ingleses.

Convergen entonces, dos movimientos simultáneos. Por un lado, la ciudadanía se arma espontáneamente ("los cuerpos urbanos habían sido autorizados a nombrar sus propios oficiales y los oficiales a nombrar sus jefes"); por otro, el Cabildo destituye al virrey Sobremonte e instala a Santiago de Liniers, a quien proclama, según una exaltada metáfora, "el rugido de la masa".

De este modo, sin ningún plan deliberado, los criollos "convirtieron en partidos políticos y situación armada lo que hasta entonces no habían salido de la vida interna de los habitantes" Interrelación de voluntad de poder con el azar de las circunstancias: en aquélla época los acontecimientos comienzan a ser arrastrados por una fatalidad revolucionaria que expresa tendencias irreprimibles. Vacíos de tradición liberal, sin legado alguno de libertad que defender, los hombres de la revolución, ignoraban los medios prácticos con los cuales la libertad política se encarna en derechos y garantías concretas. Había en definitiva, que crear la libertad, darle vida, traducirla en instituciones y plasmarla en costumbres.

Tal fue el dilema que se planteó a partir de aquélla semana del mes de mayo de 1810, cuando una junta de gobierno sustituyó al virrey en ejercicio y pretendió encontrar en su seno la soberanía que la corona española había delegado en sus funcionarios.

Fuente: Botana, Natalio R., La libertad política y su historia, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1991; pág. 94.

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