miércoles, 26 de mayo de 2010

La trampa absolutista

El Cabildo Abierto se prolonga mientras se insisten con los largos fundamentos en los votos. Pero algunas cosas comienzan a alarmar a las filas revolucionarias. El sacerdote Bernardo José Antonio de la Colina, cuñado del síndico Leiva, propone que el virrey sea mantenido en su puesto y que se le sumen cuatro individuos, “uno de estado eclesiástico, otro militar, otro profesor de derecho y el último de comercio”, todos elegidos por el Cabildo Abierto. Mariano Moreno estaba informado de la confabulación entre Leiva, el Virrey y con los conservadores para detener el movimiento revolucionario. La maniobra del sacerdote era evidente: un nuevo gobierno, pero encabezado por el mismo Virrey y acompañado por lo más conservador del Cabildo. Corría para esto, el 23 de mayo, Moreno denuncia la maniobra y se alinea a partir de allí al grupo de los “chisperos”.

Pero, ¿quién es Mariano Moreno?

Nació en 1779 y su adolescencia estuvo marcada por la Revolución Francesa. Viaja a España para convertirse en cura, pero regresa a Buenos Aires con el título de abogado y con nuevas inquietudes ideológicas, políticas y sociales que no lo abandonarán. La lucha por la libertad y la democracia le entusiasma, y la Revolución Francesa lo enfervoriza, incluso tiene cierta simpatía con esa Inglaterra que está gobernada en cierto modo por un pueblo que ejercita sus derechos. Igualmente no cae en la ingenuidad de que aquellos que arribaron en las Invasiones Inglesas serán compañeros de la revolución de mayo de 1810.

Manuel Dorrego

Volviendo a la trampa del 23 de Mayo, la prevención de Moreno es justificada ante la maniobra de Leiva que funciona bien. El síndico seguramente se ha ofrecido a uno y a otro de los bandos en pugna como el hombre capaz de alcanzar la conciliación y evitar el enfrentamiento armado, pero jugando, en última instancia, la carta absolutista dirigida a resguardar el viejo orden. Colocado en el centro de los sucesos, como asesor del Cabildo y del Virrey, Leiva debió percibir que existía todavía una relación de fuerzas tal que permitía “cambiar algo para dejar todo igual” y en este intento, ciertos hechos permiten suponer un guiño del coronel Saavedra.

Al fin de la jornada, el Cabildo decide comunicarle al Virrey su separación del mando, pero inmediatamente, afirma que siendo atribución del Cabildo la designación del nuevo gobierno, decide constituirlo siguiendo la propuesta del cuñado de Leiva, De la Colina: es decir, un sacerdote (Solá); un comerciante (Incháurregui); un militar (Saavedra) y un abogado (Castelli) como asociados al virrey Cisneros a la cabeza del gobierno. De este modo, el Cabildo que determina la separación del Virrey del gobierno.....nombra al Virrey al mando del mismo! La traición es pública y vergonzosa y solo tiene alguna viabilidad si la fuerza militar le da apoyo. Todos los ojos miran al Jefe de Patricios.

http://www.rodolfowalsh.org

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