jueves, 27 de mayo de 2010

La toma del poder

En las primeras horas de la mañana del 25 de mayo se perciban y a los ajetreos en el Cabildo dirigidos a la importantísima reunión de ese cuerpo que se producirán poco después. Pero la plaza ya no está sola. Diversos grupos se mueven en las esquinas. Ahí están los “chisperos” con su gente y ya no llevan “cintas blancas al sombrero y casacas¸ porque si aquellas blancas significaban unión, éstas rojas de ahora significan guerra (ni antes del 25 ni en ese mismo día hay constancia alguna de que hubiesen existido cintas celestes y blancas de las que habla Mitre, quien jamás indicó la fuente de donde tomo dato tan extraño y que, sin embargo, durante décadas se ha considerado auténtico).

El frente nacional democrático ha derrocado al absolutismo. El poder ya no será ejercido por el Virrey sino por una Junta emanada de la voluntad popular cuyos integrantes juran ya “desempeñar lealmente el cargo y conserva íntegra esta parte de América a nuestro Soberano, Don Fernando VII y sus legítimos sucesores y guardar puntualmente las leyes del Reino”.

Desde el principio no hay un solo “Mayo” con perfil indiscutido e inequívoco, sino diversos “Mayos” que muy pronto entrarán en colisión. El Mayo revolucionario de los “chisperos y de Moreno, expresión de la pequeña burguesía jacobina que arrastra a diversos sectores sociales desheredados (peones, jornaleros, artesanos, pobres) y que bregará con Castelli en el norte, tiempo después, por la liberación del indio.

El Mayo timorato y conservador de cambios económicos y sociales importantes, expresión de un importante sector de la fuerza armada y que, más allá de la mayor o menor conciencia de don Cornelio, expresa el temor de los propietarios ante la turbulencia popular. Y finalmente el Mayo librecambista, antiespañol y probritánico, el que exalta Mitre y como hará luego Rivadavia, el del “Partido de los Tenderos”, de esa burguesía comercial portuaria, criolla e inglesa que jugará por tiempo apoyando al saavedrismo, hasta alcanzar el poder a través de sus propios hombres.
Por esta razón, acentuando la óptica sobre uno de los sectores intervinientes, Mitre pudo fabricar su Mayo liberal, elitista, proinglés, realizado por la gente decente con paraguas, cuyo programa era la Representación de los Hacendados y su objetivo incorporarse a Europa. Así también el revisionismo nacionalista de derecha aceptó, sin mucho entusiasmo, el mayo rupturista de España pero lo signó con un perfil conservador al colocar a Saavedra como principal figura opuesta al presunto iluminismo de Moreno.

Nosotros consideramos que el pueblo es el protagonista de la historia, nos quedamos con el Mayo de Moreno y los chisperos, con la revolución auténtica y profundamente democrática, reivindicadora del esclavo y del indio, defensora por sobre todo de los derechos del pueblo y forjadora de una sociedad nueva donde imperen la libertad, la justicia y la igualdad reales en una Patria Grande, libre de toda intromisión extranjera.

http://www.rodolfowalsh.org

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