jueves, 6 de mayo de 2010

Gervasio Antonio Posadas relata los sucesos de Mayo

Por sus propias manifestaciones nos enteramos cómo Posadas percibe, o tal vez seria más justo decir cómo no se apercibe, de que se está produciendo ante sus ojos la revolución por la independencia.

No tuve de ella la menor idea ni noticia previa. Yo vivía tranquilo en mi casa con mi dilatada familia disfrutando de una mediana fortuna, y ejerciendo el oficio de notario mayor de este obispado desde el año de 1789. Me hallaba ocupado y entretenido en las actas del concurso a la vacante silla magistral de esta Santa Iglesia Catedral en el mes de mayo de 1810, cuando recibí esquela de convite a un Cabildo abierto que con anuencia del virrey se había acordado para la mañana del día 22. No concurrí por hallarme legítimamente ocupado.
Después supe con variación una parte de lo ocurrido en aquella reunión dirigida a acordar, como acordaron, que había caducado la autoridad del virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros por ausencia que el monarca español don Fernando VII había hecho de su reino para el de Francia, y por el estado de anarquía en que se hallaba la península.
Aquella noche del 22 de mayo supe en casa de un amigo que se había declarado en Cabildo abierto a pluralidad de sufragios haber caducado la autoridad del virrey Cisneros que el Ayuntamiento quedaba encargado de nombrar un gobierno legítimo a la mayor brevedad. En dicha casa estaba entre otros el capitán del ejército don Miguel Marín que se empeño en oírme hablar sobre semejante novedad y algo acalorado le contesté que nada me gustaba, pues habiéndose ya depuesto dos virreyes, desobedecido otro por la ciudad de Montevideo y su gobernador Elío, se habían de seguir deponiendo y desobedeciendo muchos otros gobiernos, que no podía calcular cuanto (sic) serían pero sí me parecía que algún gobernante de los creados y depuesto por juntas populares había de ser fusilado; y que se guardase de entrar en aquel gobierno a que tocase semejante fatalidad.
(...) Efectivamente, El Ayuntamiento procedió nombrar una junta gobernadora compuesta del mismo Cisneros, don Cornelio Saavedra, Dr. Juan José Castelli, Dr Juan Nepomuceno Solá y don José Santos Inchaurregui. Se recibieron solemnemente y no se alcanza la razón que haya tenido el deán de Córodba Dr. don Gregorio Funes para olvidarse de esta Primera Junta en su "Bosquejo de la Revolución" que ha dado a la prensa.

Habiendo renunciado esta Junta por varias causas largas de contar y señaladamente por una especie de conmoción y griterío en el cuartel de Patricios se eligió otra, compuesta de siete vocales y dos secretarios, sin entrar el depuesto virrey. Al poco tiempo se agregaron hasta veinte o más vocales, incluso el presidente Saavedra; y así se volvió todo un desorden y confusión en el despacho de los negocios, como se procedía de una revolución hecha sin plan alguno ni combinación como sigue hasta el día.
Posadas, Autobiografía en: Biblioteca de Mayo, T.2, pág. 1410
http://www.clarin.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario