sábado, 13 de febrero de 2010

Los arqueólogos bucean en la memoria de los indios quilmes


Un grupo de investigadores de esa ciudad busca restos de la reducción indígena

Unos 40 investigadores realizaron en la ciudad de Quilmes una jornada sobre el rol del vidrio en la arqueología histórica. Este noble material, capaz de desafiar el paso del tiempo, se vuelve de gran valor científico a la hora de reconstruir la memoria de las civilizaciones.

Quilmes es considerado íntegramente un sitio arqueológico: durante más de dos siglos vivió allí parte de la comunidad indígena de los quilmes. Eran unas 200 familias -más o menos mil personas- que llegaron caminando a la ciudad que hoy lleva su nombre desde el valle de Yokavil, en el oeste tucumano, expulsados de su tierra luego de resistir durante más de 130 años a la dominación española. Entre 1666 y 1812 vivieron en una reducción que funcionó como encomienda real. Los indios pagaban tributo al rey con su trabajo.

La licenciada Quatrín relató que si bien oficialmente hacia 1800 sólo podían residir indios en Quilmes, la documentación muestra que pese a las prohibiciones oficiales también vivían europeos que, lejos de los controles que sí había en Buenos Aires, podían dedicarse libremente a la legendaria tarea de los piratas, comerciando con buena parte del entonces Virreinato del Río de la Plata.

Arqueología histórica oficial

Entre nosotros, la arqueología se considera histórica luego de la llegada de los españoles a América. "En arqueología prehispánica -explicó la licenciada Quatrín- tenemos relativamente pocos materiales arqueológicos comparados con los que surgen luego de la conquista: cerámica indígena, piezas y trabajos en piedra, puntas de flecha, en zonas secas y áridas tejidos, restos de fauna y vegetales. La arqueología histórica abre enormemente el espectro y, además de los registros escritos, agrega los vidrios, las cerámicas, las lozas europeas e hispanoamericanas, pero no realizadas con técnicas indígenas, la indumentaria, los materiales de construcción, los metales."

Parte del grupo que coordina la licenciada Quatrín, hoy integrado por 30 personas -5 rentados y 25 ad honorem- trabaja desde 1989, pero sólo se constituyó orgánicamente en 1995. Cuando los arqueólogos comenzaron a excavar para reunirse con la historia de su ciudad, se encontraron con una gran cantidad de materiales para clasificar y con un enorme desafío: construir lo que ellos llaman la historia no oficial de Quilmes.

Esto supone el inevitable paso por la memoria de los indios traídos por la fuerza desde Tucumán, cuyos descendientes actuales, que viven aún en los Valles Calchaquíes, están en contacto con los arqueólogos a la espera de restos de sus antepasados.

Los investigadores determinaron que, cuando en 1818 se repartieron las tierras de la otrora reducción indígena, la actual catedral y el resto de los edificios de la manzana histórica de Quilmes fueron construidos nada más y nada menos que sobre el cementerio de los indios.

"Todo indica que el cementerio no fue respetado -afirmó la licenciada Quatrín-. Prueba de ello son los restos que hemos encontrado, donde se mezclan lozas, vidrios y cerámicas con huesos humanos rotos a pala, que nosotros no exponemos por ética."

El año último, los investigadores recibieron el aviso de que sería reformado el atrio de la Catedral. Era la oportunidad ideal para buscar allí restos humanos enteros, tal como habían sido enterrados cuando el lugar era un cementerio indígena. Sin embargo, tras una interminable sucesión de autorizaciones y negativas, el grupo no pudo trabajar.

"El atrio ya había sido reformado cuando la Comisión Nacional de Arquitectura ordenó detener las obras y autorizar el ingreso de los arqueólogos -reflexionó la licenciada Quatrín-. Creemos que 500 años después del llamado Descubrimiento de América, hay muchos sectores que todavía no quieren saber qué pasó realmente. Y no sólo con los quilmes, sino con una gran cantidad de comunidades."

http://www.lanacion.com.ar

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