A partir de nuestro destino independiente se editan El Redactor del Congreso Nacional, La Crónica Argentina, El Observador Americano y El Independiente del Sud. Ya se ha consolidado también en este período la lucha entre líneas editoriales diferentes. El ejemplo más sorprendente es la irrupción fugaz de Al Avisador Patriota y Mercantil de Baltimore, dirigido por “un ciudadano de Buenos Aires” que pretendía defender “el honor de nuestras autoridades”, en respuesta al periódico homónimo estadounidense.La lucha entre unitarios y federales tuvo su expresión en la prensa escrita. El Despertador Teo–filantrópico–místico–político y el Desengañador Gauchipolítico, ambos dirigidos por fray Francisco de Paula Castiñeda, fueron la cabal expresión del centralismo porteño, combatido por Dorrego y Balcarce desde las páginas del Boletín del Ejército contra el Gobierno de Santa Fe o por La Estrella del Sud. Algunas publicaciones independientes trataron de aportar paños fríos a la disputa y entre esos intentos merece destacarse la labor de El Argos de Buenos Aires de Santiago Wilde y especialmente La Abeja Argentina de Antonio Sáenz y Manuel Moreno, quienes dieron cabida a notas sobre astronomía, medicina y literatura.En 1823 surgió La Gaceta Mercantil, que se convertiría luego en férreo defensor de la política de Don Juan Manuel de Rosas hasta Caseros, en 1852.
Allí publicaron sus escritos Rivera Indarte, Pedro de Ángelis o Bernardo de Irigoyen, entre otros defensores del caudillo porteño, mientras periodistas como Esteban Echeverría o Domingo F. Sarmiento ejercían su labor desde el exilio. Algunas revistas proscriptas por el régimen punzó fueron El Grito Arjentino (sic) o El Iniciador, editadas por los opositores desde los países limítrofes.Al mismo período corresponden también: La aljaba, dedicado exclusivamente al público femenino y dirigido por Petrona Rosende de Sierra; el Diario de Anuncios y Publicaciones Oficiales de Buenos Ayres de José Rivera Indarte, considerado como el primer periódico ilustrado del país; el Diario de Avisos de José Tomás Guido, el primero en el género publicitario, y la ya mítica revista La Moda de Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, de carácter satírico, precursora de la crítica cultural en la Argentina. Fieles a Rosas se mantuvieron, por el contrario: El Lucero; El Diario de la Tarde; El Restaurador de las Leyes y ¡La Federacion! Constancia Federal.
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